G-20, discurso y contradicciones

12/07/2010

10/07/2010 Revista Debate - Nota - Información General - Pag. 34

El documento final de la Cumbre de Toronto tiene, a juicio del autor, conceptos contrapuestos que priorizan el corto plazo

POR CARLOS HELLER

Recientemente finalizó la Cumbre de Toronto del G-20, que no se caracterizó por mostrar avances significativos, salvo en los compromisos adoptados por las economías avanzadas para reducir los déficits públicos a menos de la mitad en 2013.

El discurso expresado en el documento final resulta contradictorio, pues, por un lado, se prevé continuar con los planes de estímulo fiscal y, por el otro, se propone mantener finanzas públicas solventes.

En el primer concepto se expresa que "las medidas adoptadas de estímulo fiscal ymonetario, sin precedentes hasta la fecha y coordinadas a escala mundial, están desempeñando un papel decisivo en la recuperación de la demandayel créditoprivados. (..)Pese al retorno al crecimiento, la recuperación es desigual y frágil, el desempleo se mantiene en niveles inaceptables en muchospaísesy el impacto social de la crisis sigue siendo notable. Es esencial reforzar la recuperación. Para mantenerla hemos de seguir aplicando los planes de estímulo aprobados ".

Estos párrafos denotan una fuerte valoración de las medidas keynesianas de intervención del Estado para reducir el impacto negativo de la crisis sobre las finanzas mundiales y la economía real, aunque también reconocen la fragilidad de este proceso, el escaso impacto sobre las condiciones sociales y la necesidad de continuar con los planes de estímulo.

No obstante, a punto seguido, esta definición es atemperada argumentando que "los acontecimientos más recientes demuestran la importancia degarantizarlasostenibilídadde las f nanas públicas y la necesidad de que nuestros países adopten planes de sostenibilidadpresupuestaria que gocen de credibilidad, estén debidamente dosificados y propicien el crecimiento, de manera diferenciada y adaptada a las circunstancias de cada país ".

El párrafo citado permite reali72r varias reflexiones. Se le presta excesiva atención al cortísimo plazo, determinado por la volatilidad de los mercados, que se aprovechan de las dificultades de financiamiento de países europeos altamente endeudados para especular.

Ante una gran porción de países que tienen déficits que rondan el diez por ciento del PBI, hablaren ese entorno de "sostenibilidad de las finanzas públicas" significa tomar acciones concretas para reducir esos déficits, lo cual tiene necesariamente un impacto negativo sobre el crecimiento, un efecto contrario al que se propone en el párrafo. Más aún, debido a esas consecuencias negativas, es que se solicita que las medidas sean dosificadas y que estén adaptadas a la realidad de cada país, previsiones que serán insuficientes para que los planes de ajuste eviten dañar el crecimiento.

Lo importante es analizar qué se tiene en cuenta para realizar la diferenciación por país, si el impacto sobre la economía y la sociedad de la "estabilización fiscal" o si se prioriza reducir el déficit fiscal a cualquier costo. En función de las medidas adoptadas en la mayoría de los países europeos, la intención aparenta ser la segunda. A costa de resultar demasiado insistente con las citas, la declaración deja bien expresada esta dicotomía. Dice que "existe el riesgo de que un ajuste fiscal sincronizado en varias de las principales economías pueda afectaradversamentea la recuperación. También existe el riesgo de minar la confianza y afectar el crecimiento, en caso de no adoptar procesos de consolidación fiscal donde sean precisos ". Aquí aparecen los costos y beneficios de adoptar medidas de ajuste, y la balanza se inclina sensiblemente hacia uno de los platillos: "Reflejando este difcil equilibrio, las economías avanzadas han comprometido planes que implican reducir los déficits públicos al menos a la mitad en 2013 y estabilizar o reducir el nivel de deuda pública sobrePIB en 2016 No queda, entonces, ninguna duda de que la decisión del encuentro fue a favor del ajuste, aunque haya estado mediada por Estados Unidos, que está creciendo a una tasa interesante y resultaría perjudicado por una caída mayor en la actividad de los países de la eurozona.

Pueden seguirse encontrando discrepan cias en la postura del grupo, ya que, por unlado, solicitan flexibilizar en mayor medida el tipo de cambio en algunas economías emergentes, mientras que, por el otro, muchos países de la eurozona están presos de un tipo de cambio fijo del cual no pueden escapar, a costa de poner en riesgo al euro.

Creo que, a esta altura, cabe hacer un comentario sobre estas contradicciones o discrepancias en la aplicación de políticas económicas, que en realidad no son tales, puesto que responden a un modelo claramente definido, diseñado para la supervivencia del capitalismo, más preocupado por el destino de las grandes corporaciones internacionales que en las consecuencias sobre tal o cual país.

El discurso establece que las medidas se toman para resolver los problemas fiscales de la mayoría de los países europeos, pero, en realidad, muchas de las medidas adoptadas y "sugeridas" a los países más comprometidos van mucho más allá de lograr la mejora de las cuentas públicas. ¿En qué influye en el resultado fiscal el congelamiento de los salarios del sector privado y las normas de flexibilización laboral? Directamente en nada, pero, incluso indirectamente, están minando una importante fuente de ingresos fiscales, como el consumo popular y los salarios.

SALVAR EL MODELO Entonces, lo que se está buscando es salvar el modelo de acumulación de los países centrales, que hace años viene mostrando debilidad y que se sostuvo gracias a la excepcional valorización financiera que terminó con la explosión generada por los derivados de los derivados de las hipotecas de baja calidad en Estados Unidos.

Frenada esa excepcional fuente de valorización ficticia (aunque hay una fuerte presión para que poco a poco se vaya recomponiendo), la salida es mejorar la tasa de ganancia vía el despojo de las conquistas de los trabajadores a través de las reformas laborales que abaratan y flexibilizan el trabajo, reformas que se extien den a los jubilados a través del aumento de la edad del retiro.

Otra de las falacias que sostiene el discurso del G-20 es que la apertura de mercados jue- ga un papel fundamental para apoyar el creci- miento y la creación de empleos, una cues- tión que no ha sido demostrada y que, en ge- neral, posee un efecto negativo sobre estas variables. En ese sentido, dan su apoyo para alcanzar un acuerdo "tan pronto como sea posible" en la Ronda de Doha de la Organiza- ción Mundial de Comercio (OMC), una ne- gociación que se encuentra empantanada, en gran parte, porque los países desarrollados no desean reducir los subsidios a la agricultu- ra, incumpliendo así con la apertura de mer- cados que pregonan con vehemencia.

Temas importantes son relegados al final del documento, en "otros temasyagendafutu- ra "como la mención a que "reducir la brecha de desarrollo y la pobreza son una parte inte- gral de nuestro objetivo más amplio de alcan- zar un crecimiento fuerte, sostenible y equili- brado ". También el G -20 habla de la creación de empleo de calidad, tal como fue propuesto por nuestro país, aunque sólo aparece en las declaraciones preliminares. Sin embargo, las medidas propuestas parecen ir en contra de estos loables objetivos.

Respecto de lo financiero, continúan las mismas posturas que en las anteriores cum- bres, aunque apareció tímidamente el im- puesto a los bancos, ya que acordaron "que el sectorfinanciero deberá hacer una contribu- ción justa y sustancial para pagar el costo de cualquier intervención gubernamental ", pe- ro se deja constancia que, mientras algunos países están buscando establecer una tasa fi- nanciera, otros buscan otras alternativas.

Hay un decidido avance hacia un nuevo régimen mundial de capital y liquidez ban- caria, según lo previsto por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. Se expre- sa que "la cuantía del capital será significativamente mayory su calidad será mejorada significativamente ". Se espera alcanzar el acuerdo sobre el nuevo marco de capital en Seúl, en noviembre, y se prevé que las nuevas normas alcancen su plena implementación para fines de 2012. Este enfoque no resulta apropiado, pues ya ha demostrado sus falencias; no es con mayores requisitos de capital que se evitan las crisis en el sistema financiero, sino con una regulación amplia que recorte significativamente las operaciones riesgosas que realizan los bancos y las entidades del mercado de capitales. Pero estas regulaciones son fuertemente resistidas por el lobby de Wall Street y Londres, como se evidencia en las demoras y las diferencias del G- 20 en consensuar medidas regulatorias amplias y profundas que reduzcan los riesgos sistémicos.

A pesar de la descomunal crisis financiera a la que llevó la liberalización de los mercados, todavía la palabra "regulación" sigue siendo una palabra procaz para los integrantes de la elite financiera mundial y para aquellos defensores a ultranza del neoliberalismo y la ortodoxia económica.

Dimitri Medvedev, Obama, el premier canadiense Stephen Harper y Bedusocni, en Toronto. Manifestaciones en contra de la cumbre.

* Diputado Nacional, bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario