La banca al servicio público

25/07/2010

25/07/2010 Miradas Al Sur - Nota - Política - Pag. 13

ENTREVISTA: CARLOS HELLER

La banca al servicio público

COMIENZA EL DEBATE SOBRE LA LEY DE ENTIDADES FINANCIERAS QUE IMPULSA EL DIPUTADO DE NUEVO ENCUENTRO.BUSCA REEMPLAZAR LA NORMA DE LA DICTADURA

POR FRANCISCO BALÁZS

fbalazs@miradasalsur.com

La ley 21.526 de Entidades Financieras, sancionada en 1977 por la dictadura y su ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz,permitió la total liberalización del sistema bancario y financiero.

El cambio de paradigma instaurado en el plano económico y social requería de instrumentos de estas características. La ley apuntó al corazón del sistema productivo nacional dando lugar a la especulación financiera.

Desde entonces,el acceso al crédito para el sector productivo, en especial el dirigido a las pequeñas y medianas empresas, fue restringido a través de altísimas tasas de interés, y condicionamientos que casi ninguna empresa pudiera satisfacer.

Actualmente, luego de las décadas trascurridas, la gran mayoría de los Bancos redujo sus actividades, concentrándose en las de mayor rentabilidad y de menor riesgo: intermediarios de tarjetas de crédito, cobradores de servicios e impuestos, y líneas de préstamos personales al sector formal del trabajo.

La discusión y tratamiento de este proyecto de ley no solamente encontrará su ámbito natural de debate en el Congreso, específicamente en la Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados que preside el diputado de la Coalición Cívica,Alfonso Prat Gay, sino que llegará a todo el país a través de foros de discusión y participación. Se contempla, también,la presentación y exposición ante la Comisión de Finanzas, de asociaciones de entidades bancarias, empresariales, asociaciones de defensa de los consumidores, asociaciones de pequeños y medianos empresarios, entre tantos otros sectores.

El proyecto de ley promete un debate de importancia.Las voces que rápidamente comenzaron a levantarse son fácilmente reconocibles.

Sus argumentos resultan muy similares, casi idénticos, a los esgrimidos cuando se impulsó el debate sobre la Ley Servicios de Comunicación Audiovisual que reemplazó a la de Radiodifusión, la otra emblemática de la dictadura .

–¿ Qué niveles de consenso existen entre los miembros de la Comisión de Finanzas para tratar el proyecto? –Hasta aquí, lo que yo he hablado con el presidente de la Comisión,Alfonso Prat Gay, se viene respetando y cumpliendo. Acá se trata de cuestiones bien claras. Hay una ley que fue generada por la dictadura. Sólo hay que leer lo que dijo Martínez de Hoz cuando presentó el proyecto: “Ésta es la ley seguramente más importante que se habrá de dictar durante este gobierno”. Además dijo que tenía como objetivo marcar el rumbo del país desde el ’76 hacia fines de siglo.

–¿Cuáles cree usted que serán los principales escollos? –En cuanto a las dificultades, diría que aparecen cuando uno observa cómo se va instalando el debate a través de los grandes medios donde aparecen no sólo críticas –que no tendría nada malo– subjetivas y deformantes de la realidad. Uno encuentra por allí comentarios editoriales que hablan de estatizar el sistema financiero, llevarlo a la quiebra... Fondos para generar una nueva caja que son los fondos de seguro para las garantías de los depósitos. Es notable.

–El debate ya encuentra al establishment financiero abroquelado y con un fuerte apoyo mediático...

–Va a ser difícil sostenerla, encontrar los argumentos. Cuando abramos la discusión, desde luego que aparecerán todos los asustadores tradicionales. La escuchaba el otro día a la Presidenta cuando recordaba los debates alrededor de la Ley de Divorcio, cuando se anunciaba la disolución de la familia y lo que iba a suceder. Siempre el Apocalipsis aparece de parte de los conservadores para evitar que cualquier cosa se pueda cambiar.

Este es un proyecto muy serio, hecho con enorme responsabilidad. No intenta ni destruir al sistema financiero ni nada que se le parezca, sino que aspira a que tengamos un sistema financiero más amigable con la sociedad, con los ciudadanos, con las pymes, con las economías regionales. Por eso decimos que hablamos de dos ejes.Uno, es el eje actividad financieraservicio público,que algún ignorante o mal intencionado confunde con la prestación por parte del Estado.

Nosotros pensamos que la banca debe ser un servicio público, ya que lo entendemos como el derecho de la sociedad en conjunto de acceder a él, porque cuando es un servicio público, tiene que estar al alcance de todo el mundo. El segundo eje que planteamos es una ley diseñada desde los usuarios y no desde las entidades.Alrededor de esos dos ejes construimos un cuerpo normativo moderno, tomando experiencias internacionales diversas. Respecto de limitaciones a la banca extranjera, no hacemos más que reproducir ejemplos de otros países donde esto funciona y nadie se rasga las vestiduras por eso.

–Como el caso de Brasil, Chile y Uruguay, tantas veces expuestos como modelos a imitar...

–Exacto.Decir que para instalar un banco extranjero debe haber una autorización del Poder Ejecutivo es algo que era así en la Argentina hasta la reforma del ’76, hasta la dictadura.No veo por qué hay que horrorizarse de eso. Recuerdo siempre una vieja anécdota de época cuando el Chase Manhattan intentó abrir una sucursal en la Argentina en época del gobierno de Arturo Illia y el gobierno radical no lo autorizó. Cuenta la anécdota que Rockefeller vino a la Argentina y le pidió una entrevista a Illia para que le dé las razones y él le dijo algo así como: “¿Sabe qué pasa? Su banco es tanto más grande que mi país que, si su banco se instala acá, usted va a pesar más en las decisiones locales que yo”. El peso relativo de un banco internacional, por un tema de escala, es de tal magnitud que debe ser el Poder Ejecutivo el único con capacidad para decidir si una entidad de ese tipo puede o no, si es conveniente a los intereses nacionales que eso suceda o no.

–¿Qué puntos destacaría del proyecto? –Un sistema más amigable con la sociedad.

Eso no puede quedar en manos del mercado porque se maneja con patrones de máxima rentabilidad y atiende a los segmentos más rentables. Si partimos de que es un servicio público y que quienes actúan en la prestación lo hacen a partir de algo así como una concesión,que hay una empresa privada que da servicio de electricidad, tiene una concesión del Estado para dar ese servicio, ese servicio debe darse de forma tal que llegue a todos los rincones. No puede ser que en aquellas localidades donde el negocio no es tal, no haya servicio. Los ciudadanos que viven allí no son ciudadanos de segunda.Hoy, en la Argentina, hay alrededor de 3 mil localidades pequeñas que carecen absolutamente de servicio financiero.Una de las cuestiones que crea el proyecto nuestro es un mecanismo para incentivar, crea un fondo compensador donde dice que el que tenga vocación, recibirá ayuda, un subsidio, y el que no quiera porque no hace a su modelo de negocio, aportará para que eso sea posible.

Crea un sistema más solidario, un paquete de servicios básicos que todas las entidades también tienen que dar; crea la figura de la defensoría del consumidor de los servicios bancarios porque, si es un derecho, debe estar adecuadamente defendido. También crea la obligación de que cada entidad tenga un código de ética y conducta. Hay una cantidad de cosas que son cambios importantísimos.

Además, establece algunas pautas mínimas de orientación del crédito al fijar que el 40 por ciento de la cartera de financiamiento al sector privado debe estar orientado a las micro, pequeñas y medianas empresas.

–¿Uno de los puntos fundamentales es el de las tasas de interés? –Respecto de eso, lo que estamos introduciendo es un mecanismo autorreferencial del sistema y decimos que ninguna entidad puede cobrar más que un 5 por ciento del promedio que cobran el conjunto de las entidades para atender esa misma línea de crédito.

Si hay una línea de crédito para las pymes, ninguna entidad puede cobrar más que un 5 por ciento del promedio.No 5 puntos, sino más del 5 por ciento. Intenta eliminar los excesos. No pone una tasa con un número porque la economía puede tener vaivenes y asume que hay un costo ponderado del sistema. La ley lo que tiende es a limitar los excesos, los abusos, y a proteger justamente a los segmentos más débiles. Este mecanismo funciona para las micro y pequeñas empresas y para los créditos personales hasta un cierto monto.

–Usted mencionó a las economías regionales, donde existe una gran dificultad en términos de financiamiento crediticio.

–Fuera del trámite parlamentario, tenemos planeadas una enorme actividad a partir de un interés muy grande en todo el país.

Estoy organizando una agenda de charlas y no damos abasto con el calendario por los pedidos que tenemos de organizaciones de distintas regiones. Y de pronto, en Rosario tenemos 10 pedidos distintos, entonces, les pedimos que se pongan de acuerdo para hacer una sola y que trabajen en conjunto. Imaginamos un gran debate en el país, con una agenda que empieza a tomar cuerpo en los primeros días de agosto,una intensísima actividad comunicacional y de debate.Hay ya pronunciamientos de apoyo de una legislatura provincial y de varios Concejos Deliberantes.

Va a ser importante todo lo que se va a movilizar en esta dirección.

–¿Qué tipo y cantidad de bancos necesitaría el sistema financiero argentino? –Esto se ha discutido en la reforma en los Estados Unidos y tiene que ver con el tamaño de las entidades, que es una cuestión de alta peligrosidad porque cualquier dificultad que genera una entidad de gran peso específico en el conjunto del sistema lleva a tener un efecto sobre el conjunto. Lo mismo pasa en cualquier rama de la economía.Uno de los problemas que tiene la economía argentina es el altísimo grado de concentración.

En cada una de las ramas, hay 4 empresas que tienen el 80 por ciento de todo lo que se produce y genera una enorme dependencia en la formación de precios, en las políticas laborales, en todo el entramado que se va desarrollando. Lo que nosotros estamos diciendo es que el sistema tiene que tener un tope que impida la concentración.

¿Qué tope estamos proponiendo? Ni siquiera estamos planteando un tope regresivo, sino que decimos que no avance la concentración desde el punto actual. No hay motivo para que alguien que viene haciendo negocios, con este nivel de concentración, se vaya.

–En definitiva, más allá de lo técnico, será un debate político, ideológico, que chocará contra las pseudos verdades instaladas con mucha fuerza durante décadas.

–Va a ser lindo. Todas esas cosas que se pueden decir cuando uno no tiene alguien en frente, no se pueden sostener en un debate.

Porque además dicen cosas que no son ciertas, groserías, como que se quiere estatizar el funcionamiento del sistema, o que esto va a traer la quiebra o que se van a quedar sectores sin atención?Fantasmas ridículos que no tienen ningún fundamento ni lógica.

Si nosotros hablamos de una tasa máxima que no pueda exceder el 5 por ciento de lo que las propias entidades cobran, ¿a quién vamos a correr?