La educación pública sitiada

10/04/2017

Por Pablo Imen

Pedagogo, Co-coordinador Comisión de Formación Política PSol

La educación pública sitiada

Este 9 de abril se escribió un nuevo capítulo del modelo neoliberal-conservador y neocolonial del gobierno de Cambiemos.

La Junta Ejecutiva de la Ctera, en diálogo con los sindicatos docentes de base, había acordado instalar una escuela itinerante, que implicaba un modo de continuar la lucha frente a la decisión del gobierno de quebrar a lxs maestrxs organizadxs. Un modo creativo para expresar la oposición a una política autoritaria y retomar las clases sin dejar de “dar clases” a la sociedad. No pudo esta vez, pero la lucha continúa.

Se dijo incluso en el diario El País: los docentes son el colectivo elegido –como fueron los mineros con Thatcher o los operadores aéreos con Reagan- para arrasar con la resistencia de lxs trabajadorxs, especialmente quienes están organizadxs.

En los días previos hubo señales claras del modo en que el gobierno se dispone a encarar el conflicto social. Con los docentes, el Presidente y la gobernadora bonaerense usaron, sin eufemismos, palabras ligadas a la guerra. Le declararon la guerra a los docentes y la única respuesta que aceptarán será la capitulación de los sindicatos.

La “campaña del desierto” educativa anunciada por las autoridades nacionales viene desplegándose en toda su expresión, desde el despido masivo de trabajadorxs del Ministerio de Educación, la reducción y subejecución presupuestaria, la introducción de mecanismos de privatización educativa y, sobre todo ahora, la presión sobre los salarios para que se apruebe un “incremento” incapaz de recuperar lo perdido en 2016. La decisión de suspender la paritaria nacional es un modo de advertir que el diálogo que propone Cambiemos no incluye ninguna discusión seria con lxs trabajadorxs de la educación.

Los mensajes se resumen en: imposición de las políticas inconsultas –con agravios y descalificaciones sistemáticos a lxs docentxs-, deterioro de las condiciones de trabajo, guerra a la protesta y represión.

Las luchas de marzo se hicieron sentir, y la del 6 de abril –paro general- también. En esa última el gobierno también reprimió.

Cuando ayer, domingo, llegamos a las 19,30 al Congreso había un cordón de decenas de maestras y maestros. Estaban rodeando una estructura metálica a medio montar para hacer la escuela itinerante. Llegamos porque parte de lxs presentes nos llamaban advirtiéndonos de la presencia de un contingente de la Policía Federal y Gendarmería en actitud amenazante.

Estábamos relativamente cerca de uno de los puntos del cordón de hombres “encapuchados y con palos” (hablamos de la Policía Federal y la Gendarmería: parece que en estos casos tales atuendos sí valen). Estos avanzaron de modo brutal sobre mujeres maestras y les tiraron una dosis potente de gas pimienta. El remolino se agigantó y se multiplicó el gas pimienta, con otros complementos de mayor violencia contra docentes y la detención de cuatro de ellos.

La policía, a la que se sumó también una delegación de la “flamante” Policía de la Ciudad, se ubicó al frente de la estructura metálica y se formó mientras cada vez más maestros y maestras les cantaban con fervor que ellas y ellos eran maestrxs de sus hijos, que la educación se defiende, que a la educación pública no “se cae” sino que la elegimos, que unidad de los trabajadores, y el Himno, sí, se cantó varias veces.

Hubo presencias de referentes de universidades, del campo de la pedagogía, de los profesionales de ciencias de la educación, estudiantes. Hubo voluntad de resistir. Y hubo la decisión de retroceder para volver hoy con el Defensor del Pueblo para instalar la escuela itinerante. ¿Cómo se le explica a un gobierno que no se le pega a una maestra, a un maestro? ¿Cómo se le dice que alimentan la violencia negando el derecho a la protesta, como consecuencia de políticas públicas en las que están las raíces de las protestas? ¿Cómo se le dice a un gobierno de ricos y para los ricos que tanta angurria e inmoralidad sólo puede despertar indignación? ¿Cómo se le explica que la política pública neoliberal, ésa que sólo cierra con represión, será la causa de inmensos dolores e inducirá una respuesta creciente de resistencia frente a la injusticia y la opresión?

Un proyecto en el que 8 millonarios tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial más pobre es social, política, cultural, económica y pedagógicamente inviable. Deberá entenderlo su principal representante en Argentina, Mauricio Macri, antes de que sea tarde.