Decisiones soberanas

24/09/2014

Heller-Hamartia

REVISTA HAMARTIA - Número 27

Fondos Buitres | Entrevista a Carlos Heller

Escribe: Julián Saúd

Foto: Nicolás F. Blanco

Carlos Heller, un destacado dirigente cooperativista, es actualmente Diputado de la Nación y preside la Comisión de Finanzas del Congreso. Su larga trayectoria en la exitosa gestión del banco cooperativo Credicoop lo ha llevado a ser una voz autorizada a la hora de hablar de la política y la economía nacional. Pocos referentes logran tanta claridad al explicar los conflictos propios de la batalla política y eso lo vuelve imprescindible para poder entender el entramado de intereses que juega en la realidad de todos los días. Tal es así que se ha ganado el reconocimiento de ser uno de los mejores comunicadores del espacio kirchnerista. La negociación con los fondos buitres, las posibilidades de tirar abajo la reestructuración soberana de la deuda, la situación real del fallo Griesa y el posicionamiento argentino son algunas de las cuestiones que dejó en claro. Como señala Carlos Heller, “la Argentina tiene una posición de coraje e inteligencia que la deja muy bien parada” para defender los derechos de todo un pueblo.

¿La Argentina está o no en default?

Está claro que estamos frente a un hecho completamente atípico. El default no es una situación voluntaria. Una empresa entra en default cuando no puede pagar los sueldos, cuando no puede pagar a los proveedores y entonces entra en quiebra. Cuando Rodríguez Saá proclama en el Congreso el default, en realidad lo que está haciendo es legitimar algo que ya se había producido de hecho. La Argentina había entrado en default mucho antes. Porque a esa altura hay que acordarse de que la Argentina tenía 14 o 16 cuasi monedas, es decir monedas emitidas por gobiernos provinciales para pagar sueldos. El sistema financiero estaba totalmente dolarizado en un país que no tenía dólares. En el Banco Central había 1500 millones de dólares de reserva. Teníamos la conjunción de tener déficit de balanza comercial, es decir, importábamos más de lo que se exportaba. Además había déficit fiscal, es decir, los ingresos que tenía el Estado no alcanzaban para cubrir los gastos. Entonces el default era una situación de hecho legitimado por la declaración del default. En el 2005 Néstor Kirchner comienza a transitar el camino de salir del default porque abre una negociación. La negociación que abre es una invitación al 100% de los acreedores de la Argentina a que acepten una quita significativa. Aquella frase de “los muertos no pagan”. Su empecinamiento era criticado, incluso por gente que formaba parte de los equipos que trabajaban en el Ministerio de Economía. Hablaban peyorativamente de la dureza del “loco” en la negociación, decían que ponía al país en un callejón sin salida.

 

¿Esa era la tensión con Lavagna?

Yo a Lavagna no se lo escuché decir nunca, sería injusto de mi parte. Se lo escuché decir a colaboradores de él, que te decían de pronto: “Los tipos ya aceptan una quita del 50% pero el loco está empecinado que quiere el 70”. Bueno, el loco tenía razón, logró en el primer canje una adhesión del 70 y pico por ciento. Después vino el pago al Fondo… Yo siempre digo que cuando la historia lo analice entre otras casualidades va a encontrar que le pagamos al Fondo casi simultáneamente con Brasil. No habría que ser demasiado suspicaz para pensar que hubo una inteligencia colectiva entre Lula y Néstor de sacarse al Fondo de encima porque representaba la presión de los planes de ajuste y el modelo privatista. Después vino el “No al ALCA” que hay que ponerlo en el mismo plano, aunque no es exactamente un pago de deuda pero son decisiones que van marcando un rumbo diferente. Vino el segundo canje en el 2010 donde se llega al famoso 92.4% de los acreedores. Allí quedó afuera un 7.6%, de los cuales un porcentaje va a parar a estos hostiles acreedores. Una de las desmitificaciones que hay que hacer es que la Argentina no quiere negociar: es mentira. La táctica de ellos no es la negociación sino el juicio, porque van por el 100% del valor nominal. Con la particularidad de que si tuvieran éxito todo el esfuerzo hecho desde el 2005 en adelante quedaría en buena parte esterilizado. Porque ese 92.4% que acordó con la Argentina son acreedores que aceptaron condiciones, pero si se les dieran condiciones para ir por el 100% seguramente muchos de ellos lo intentarían. Entonces llegamos a este absurdo de que la Argentina puede pagar, dice que puede pagar, quiere pagar y paga. Y lo hace de acuerdo a los términos de los protocolos firmados con los tenedores de bonos. Deposita el dinero en el Bank of New York y en algunos otros bancos. Lo hace en las cuentas que están establecidas y en las fechas que corresponde. Entonces aparece un juez de un distrito de los Estados Unidos que en realidad no tiene acción respecto de los bonos reestructurados, sino que tiene acción sobre ese 1% que ha hecho una demanda contra la Argentina. Ese juez extiende los efectos de su resolución y les dice a los bancos “Señores, absténganse de transferir a los acreedores la plata que la Argentina ha pagado”. No se puede llamar a eso default, aunque lo hagan desde la arbitrariedad. No tiene ninguno de los elementos que caracteriza a un default.

 

¿Se puede tomar la decisión del juez como un castigo político a la Argentina?

No se trata de un fallo de un juez que no entiende las cosas. Algunas respuestas parecieran indicar que entiende poco, pero si se tratara de un error de un juez la Cámara de Apelaciones cuando revisó el caso hubiera fallado distinto. Además, si la Cámara de Apelaciones de Nueva York tuviera connivencia o similitud de pensamiento con el juez y fuera una locura, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos hubiera dicho: “Espere, vamos a estudiar el caso”. Lo cual hubiera restablecido automáticamente el stay, la Argentina podría haber pagado y, mientras tanto, aún sin pronunciarse la Corte, podría haber normalizado la situación. Parece difícil no tentarse con el análisis de que además de la voracidad de este grupo de acreedores hostiles llamados buitres, hay una intención de hacer fracasar la deuda estructurada. Por dos razones. Una es política, para que no cunda el mal ejemplo del que sacó los pies del plato y termina con una situación exitosa y con un país viable. Y la otra es económica, porque si volvemos a sobreendeudar a la Argentina vamos a estar otra vez en la situación de pagar con activos, y ahora hay activos muy preciados en juego.

 

¿Te referís a Vaca Muerta?

A mí me llama poderosamente la atención cuando veo las solicitadas de American Task Force Argentina, que es algo así como el grupo de tareas de los buitres, donde dicen que estamos por entregarle Vaca Muerta a los rusos y a los chinos. Uno debería preguntarse qué tiene que ver eso con los fondos buitres. Ahí da para pensar que hay otras cuestiones. Los que tenemos memoria nos acordamos de que allá por los ‘90 alguna vez alguien se animó a sugerir que podríamos llegar a pagar con territorio para desendeudarnos. Total, era tan grande y tan despoblada la Argentina que podríamos ceder un poco de territorio a países que tuvieran mucha población y poco territorio y sacarnos la deuda de encima. Eso decían.

 

¿Cómo te parece que se está manejando la situación?

La Argentina se está manejando con dos conceptos centrales. Con gran coraje, porque está enfrentando intereses poderosísimos. Y con inteligencia, porque está dando pasos sumamente inteligentes como fue pagar en fecha cuando todo el mundo decía que si pagaba le iban a embargar. Sin embargo, la Argentina pagó y no le embargaron. O como es ir ahora a la Corte Internacional de La Haya, que si uno lee atentamente la presentación, cuando uno va a La Haya para que la Corte tome el tema, hace falta que la otra parte acepte. Pero allí Argentina se anticipa y dice: “Para el caso que Estados Unidos creyese que este no es el lugar, le pedimos que diga cuál es el procedimiento que entiende válido para resolver la controversia”. Porque en la constitución de los Estados Unidos existe una cláusula que dice que cuando un tema judicial afecta la política exterior de los Estados Unidos, el Poder Ejecutivo puede intervenir por sobre ese fallo judicial. A eso está apelando la Argentina cuando sube la puntería y dice “A los fallos de Griesa y las audiencias vamos cada vez que nos citen, pero no tenemos grandes expectativas”. Le estamos diciendo al Presidente de los Estados Unidos: “Señor usted tiene facultades, si usted quiere puede resolver esto porque su Constitución, sus leyes, lo habilitan para que usted intervenga”. No es un problema comercial, excede una simple demanda de un acreedor insatisfecho. Está en juego la capacidad soberana de un país de tomar sus decisiones.

 

¿Qué pensás de los que dicen que no hay que pagar la deuda?

Hay que ser cuidadoso con eso. Cuando vos lograste una quita del 70%, cambiaste los plazos, bajaste la tasa interés, obtuviste períodos de gracia, después no podés no cumplir. ¿Qué quita podría haber en una negociación o revisión de una deuda externa superior al 70% que se consiguió? Lo que hay que hacer en la Argentina es el juicio a los responsables. Así como en el tema de los Derechos Humanos está escindida la aparición con vida de los 30.000 desaparecidos del juicio y castigo a los culpables del genocidio. Con la deuda externa también habría que hacer lo mismo. El planteo correcto sería juicio y castigo a los responsables del endeudamiento para que también haya un Nunca Más respecto de las atribuciones que se toman los gobernantes de turno de poner al país en situaciones de inviabilidad y genocidio económico. Más allá de que el golpe fue cívico militar y que está claro la responsabilidad de los civiles, también hay responsabilidad de estos civiles en las cosas que se pusieron en marcha en la dictadura y siguieron hasta que la Argentina entró en default. Y ahí sí estaría bueno que una Comisión Bicameral, por ejemplo, debatiera la responsabilidad que tuvo cada uno de los que participó en las situaciones que llevaron a la Argentina al endeudamiento.

 

Pasado el 31 de diciembre, cuando quede sin efecto la cláusula RUFO, ¿hay que pagar lo que dice el juez?

Si vos buscás con atención, los comunicados oficiales de Economía, los discursos de la Presidenta y del ministro de Economía, también del Jefe de Gabinete, decían: “Nosotros queremos acordar con el 100% de los bonistas pero queremos un acuerdo justo, legal y equitativo”. Y en un momento apareció una cuarta palabra que no desapareció nunca más que es sustentable. Sustentable quiere decir que se pueda cumplir. Porque pagarle a los buitres lo que quieran supone aumentar en 15.000 millones de dólares la deuda externa. Por lo tanto, la sustentabilidad es lo que la Argentina ha dicho que fue su oferta y que es la que se le hizo al 92.4% de los bonistas. Lo que está abierto es el canje. La Argentina negocia, pero negocia en las mismas condiciones que lo hizo con el 92.4%. Si la Argentina hubiera estado dispuesta a ir en secreto y decirle a Paul Singer: “Mire, aguante al primero de enero que le pagamos los 1.500 millones de dólares”, yo creo que le hubieran buscado la vuelta. No hay acuerdo porque la Argentina jamás ha dicho que esto es sólo por la cláusula RUFO. Dice siempre dos cosas: que el 7% que está afuera vale 15 mil millones y que la cláusula RUFO vale 120.000 millones de dólares. Eso se ha explicado hasta el cansancio y lo ha explicado Kicillof en el Parlamento, lo ha explicado en conferencia de prensa y lo dice cada vez que habla sobre el tema y siempre dice lo mismo. Yo tengo que creer que esa es la postura oficial de la Argentina. Yo soy en todo caso alguien que está opinando con la información disponible, si en la cabeza de ellos hay otra cosa no lo sé.

 

¿Hay que alarmarse por los datos que está dando el INDEC sobre la economía?

Hace poco salió en los diarios una declaración del Stanley Fischer, el segundo de la Reserva Federal de Estados Unidos, a decir que las expectativas son de menor crecimiento del que pensábamos, pero ya no sólo para este año sino que tenemos que pensar que para varios años va a ser muy difícil que Estados Unidos pueda pasar el 2% del crecimiento anual. Digo esto porque algunos de los pícaros de aquí descontextualizan la situación. Las exportaciones caen porque los otros tienen problemas, no es porque nosotros no le queremos vender. Si Brasil tiene un proceso de desaceleración y si su sistema automotor está en dificultades y nos van a comprar menos autos tenemos un problema, claro que lo tenemos. La diferencia sustancial es cómo responde este gobierno a esos hechos objetivos de la economía global. Mientras se siga manteniendo esta situación en donde 85 personas tienen la riqueza equivalente a 3500 millones de personas va a ser muy difícil que esto se pueda resolver. Mientras siga habiendo en los paraísos fiscales el equivalente a la suma del producto bruto interno de Estados Unidos y Japón, va a ser muy difícil que esto se pueda resolver. La crisis global del capitalismo hay que ubicarla en la esencia de sus contenidos que llevan a un proceso de profundización de la concentración de los ingresos y la riqueza. No alcanza con distribuir los ingresos, hay que meter mano en la riqueza acumulada y hay que distribuir de una manera más justa y equitativa esta riqueza para salir de esta paradoja ridícula, de un mundo inmensamente rico convertido en la mayor fábrica de pobres de la historia.

 

¿Qué medidas toma el gobierno ante esta situación mundial?

El gobierno toma medidas proactivas permanentes tratando de contrarrestar los efectos de esa crisis. Si uno mira lo que dice la oposición, es casi disparatado. Hay algunas empresas, que ante la menor dificultad suspenden o despiden a trabajadores. Lo dijo el otro día el presidente de la UIA con una frase terrible: “El hilo se corta siempre por lo más delgado”. El gobierno acaba de aprobar otra vez una actualización de los RePRo que es hacerse cargo de una parte de los salarios a condición de que las empresas que están en dificultades no despidan. Además hay un agregado importantísimo: en el caso de jóvenes de 18 a 24 años que se incorporen a la actividad laboral, durante un año el Estado les paga 2700 pesos, como un aliciente al primer empleo. Cuando vos leés los datos del mundo, por ejemplo en España que hay un 25% de desempleo pero en los jóvenes es del 50%, y ves medidas como éstas, éste es el camino correcto. ¿Cuál es la síntesis? Hay dificultades, pero el gobierno no enfrenta esas dificultades con ajuste sino con medidas de reactivación. Todo lo contrario a lo que nos ha pasado en los últimos años casi de manera ininterrumpida.