Desendeudamiento con reservas y el rol del Banco Central

20/03/2010

20/03/2010 Revista Debate - Nota - Información General - Pag. 26

Por Carlos Heller

 El autor apoya el pago de la deuda con reservas y considera que su implementación por leyes del Congreso resulta una opción superadora

Acumular reservas internacionales es importante, ellas son una garantía para sortear en mejores condiciones el impacto de las crisis financieras externas, para sostener una flotación ordenada del tipo de cambio y para disipar cualquier posibilidad de una crisis financiera doméstica. Pero, a partir de un determinado nivel que garantice las funciones anteriores, las reservas pueden utilizarse para otros usos más eficientes.
Estoy de acuerdo con el pago de deuda con reservas internacionales, razón que me llevó a apoyar el derogado Fondo del Bicentenario y, luego, el Fondo del Desendeudamiento. También tengo la firme convicción, compartida por el bloque, que su implementación por leyes del Congreso Nacional resulta una opción superadora, dando la discusión y los debates necesarios en el recinto, ejerciendo funciones que le son propias. Pero también es cierto que la necesaria celeridad en su implementación, antes de la pronta salida del canje de deuda, y la dificultad que se plantea para la sanción de las leyes, son razones que han llevado al Gobierno a implementar una herramienta válida que tiene a su alcance los decretos de necesidad y urgencia. El conflicto planteado y la actual situación parlamentaria requieren la búsqueda de una solución negociada y sensata, que pueda destrabar la situación y permitir la mejor vía para la cancelación de la deuda.
La decisión de cancelar los vencimientos de la deuda pública de 2010 con reservas internacionales resulta valiosa por varios motivos. Desde un punto de vista estrictamente contable, porque las reservas rinden menos que lo que se debería pagar por los préstamos con los cuales se cancelaría la deuda. Pero, también otorga mayor solidez aun a la capacidad de pago de la deuda, lo cual debería redundar en una reducción de la tasa de interés a la que pueda financiarse nuestro país, al tiempo que reforzaría la concreción del canje de deuda. Desde el bloque proponemos que la menor presión sobre el financiamiento que generará esta utilización sea empleada para incrementar el gasto social, afectación que requiere un amplio debate parlamentario, dado que al Congreso le compete la definición de los temas presupuestarios.

ORIGEN DE LAS RESERVAS
Resulta interesante analizar cómo se generan las reservas internacionales. Tenemos una economía que posee una gran fortaleza, que consiste en generar significativos ingresos netos de dólares por el comercio de mercancías con el exterior. De esta manera, el saldo del balance comercial alcanzó los 20.343 millones de dólares en 2008 y 16.435 millones en 2009.
En forma concomitante, la formación de activos externos del sector privado, que es el rubro que recoge las compras de dólares de particulares, ascendió a 23.098 millones de dólares en 2008 y 14.123 millones en 2009. Es decir, todas las divisas que ingresaron gracias al potencial productivo del país, fugaron hacia el exterior o engordaron las cajas de seguridad.
Éstas son conductas que un país debe regular, para no dilapidar los recursos obtenidos. Ésta es la verdadera discusión que hay que dar: cómo se evita la salida de divisas provocada por flujos especulativos. Va a ser un debate interesante, porque, entre los opositores que se preocupan por las reservas internacionales, ninguno indicó que la permisividad para enviar dinero al exterior y permitir la fuga de capitales es el principal flujo que mina la acumulación de reservas. También, muy probablemente sean ellos mismos quienes no aprueben limitaciones a esta sangría, pues atentarían contra la libertad de mercado que defienden a ultranza.

EL PAGO CON RESERVAS
La decisión de pagar los vencimientos 2010 con reservas internacionales otorga la certeza de que los recursos están disponibles, y esto, seguramente, mejorará la capacidad negociadora que el Gobierno tiene por delante, como la reapertura del canje. Por esta porción menor de la deuda, técnicamente, la Argentina es todavía un país que sigue estando en default y, por eso, no tiene acceso a los mercados internacionales de crédito.
Si el canje fuere exitoso, recién entonces la Argentina podría salir del default, una calificación inapropiada dado que está pagando puntualmente una gran porción de deuda interna y externa. Dejar de estar en default va a beneficiar al país, ya que el Gobierno podrá refinanciar vencimientos en el mercado internacional y en el doméstico a tasas adecuadas. También se beneficiarán las empresas, que podrán financiarse más barato en el exterior, y se podrá acceder a fondos de organismos internacionales de fomento, los que, hace varios años están frenados por esa porción de deuda en default.
El éxito del canje está vinculado, en gran medida, con las condiciones de la economía internacional. Y éste es un buen momento, de allí la premura por resolverlo, ya sea por decreto o por ley del Congreso, opción ideal esta última, aunque hay que tener en cuenta que muchos sectores se resisten por el mero hecho de oponerse al Gobierno. La deuda debe ser atendida, y debe serlo con las reservas internacionales, porque si el Gobierno acude al mercado para comprar los dólares, se pueden generar tensiones. Dejemos al Banco Central que maneje los flujos cambiarios, que es su tarea, y que el Gobierno, cuando lo necesite, recurra a las reservas internacionales. Esta operación tiene un efecto monetario neutro, es decir, ni expande ni contrae la base monetaria, argumento que desarma algunas críticas erróneas que mencionan que el pago será inflacionario.
Además, el fuerte ingreso de divisas, que ya se está observando por la excepcional cosecha de soja, en un ambiente económico estable como el que estamos transitando, seguramente incrementará significativamente el nivel de reservas internacionales.

RAZONES DE LA CRÍTICA
Si no se habilita la utilización de las reservas para pagar deuda en momentos en que los mercados internacionales están cerrados para la Argentina, es para forzar al Gobierno a utilizar recursos fiscales, los que habrá que restar del gasto en general y de los programas sociales.
Éste es el verdadero espíritu del rechazo al Fondo del Bicentenario, primero, y al Fondo del Desendeudamiento, después. Es una forma de empujar al Gobierno a realizar un ajuste fiscal, reduciendo el gasto. Desde que el país tiene cerrado su acceso al mercado internacional, la deuda se pagó con reservas, y no hubo objeción a esta operatoria. Por eso, la decisión de combatir la conformación de un fondo para pagar deuda con reservas es impulsar el ajuste, pues ya lo expresó reiteradamente la oposición: con la nueva conformación de las cámaras legislativas intentan cambiar el modelo económico, que es el eje de lo que está en juego en esta discusión.

EL PLIEGO DE MARCÓ DEL PONT
Ante el tratamiento parlamentario del pago de deuda con reservas, sería relevante que se continuara por un camino de sensatez, aun con huella borrosa, como el que transitaron varios legisladores para dar el acuerdo al pliego de Mercedes Marcó del Pont en la presidencia del Banco Central. En especial, luego de la actitud, marcada por la irracionalidad, de rechazar el pliego aun antes de escuchar a la postulante. Esta postura se agravó en el requerimiento posterior, cuando no se le realizó pregunta alguna, dando por hecho que la decisión de no confirmarla ya estaba tomada. Una idea apresurada. Tuvo la apariencia de una actitud sancionatoria antes que una acción evaluatoria, como se espera de un trámite tan relevante.
La importancia de la presencia de Marcó del Pont en el Banco Central está íntimamente vinculada con el Consejo Coordinador de Políticas Monetarias, Financieras y Cambiarias, recientemente creado con la participación de la autoridad monetaria y del Ministerio de Economía, que rompe con la idea de un Banco Central autista. Esta vinculación, sin perder la autarquía que posee la institución, permitirá el diseño de políticas a largo plazo y un manejo más efectivo de las políticas a corto plazo. Desde la imposición del modelo neoliberal por la dictadura de 1976, el país adoleció de un escasísimo nivel de préstamos a largo plazo para la inversión productiva de las empresas, en especial las pymes.
La actual redacción de la Carta Orgánica del Banco Central permite a la entidad tomar distintas medidas para fomentar el crédito productivo en todo el sistema, particularmente hacia las pymes. Las reuniones que Marcó del Pont tuvo con cámaras empresariales indican que la dirección, seguramente, irá en ese sentido. Esta situación puede llevar a la necesidad de una nueva redacción de la Carta Orgánica, que le asigne la función de preservar el valor de la moneda, juntamente con la promoción de un desarrollo económico ordenado, con sentido social y un alto grado de ocupación.

* Diputado nacional, bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario