Elecciones y aporte del progresismo popular

25/07/2025
Garrahan

Página/12 | Opinión  

Por Juan Carlos Junio

Algo huele mejor en nuestra comarca. Las calles y las plazas se van poblando de luchas sindicales y culturales, especialmente el gran nucleamiento en defensa del Garrahan ya transformado en emblema nacional. El parlamento irrumpió en el escenario político con una serie de iniciativas a favor de las necesidades populares, fortaleciendo y ampliando la base política del arco opositor e infligiendo una severa derrota al mileísmo y su política descalificante y extorsiva hacia el poder legislativo. En los últimos días, la jueza Forns frenó a Milei, impidiendo la aplicación del decreto de disolución de Vialidad Nacional y a renglón seguido, la Justicia del Trabajo doblegó al Ministro Sturzenegger suspendiendo la aplicación del decreto que desregulaba la actividad de la Marina Mercante, habilitando el uso de barcos y tripulación extranjera en aguas argentinas. Estos porrazos políticos provocaron la reacción del Presidente, que se sustenta en su ideología privatista y de fascinación por lo extranjero, inspirada en el menemismo. Desde esta concepción se propagandiza la fracasada promesa marketinera de que los capitalistas brindarán un servicio más eficiente y barato a los usuarios. El objeto de lucro de los “inversores” siempre deterioró la prestación, con tarifas dolarizadas y confiscatorias y su huída final, dejando a la empresa vaciada. Inmediatamente vino el anuncio precipitado de la venta de nuestra empresa proveedora de un servicio tan crítico como el agua (AYSA), lo que desnuda la desesperación por conseguir unos dólares para tapar los agujeros del trapo apolillado de las reservas.

Los financistas residentes en Manhattan, que se volvieron por un tiempito a gerenciar a la Argentina para beneficiar a sus socios especuladores que fugan sus ganancias fabricadas desde el poder; llegaron a un punto en que ya no pueden impedir el incremento del precio del dólar.

Como cruel paradoja, sus amigos banqueros neoyorquinos del J. P. Morgan y la Wells Fargo, “recomiendan tomar un respiro con Argentina… preferimos dar un paso atrás y esperar”. En criollo, les dicen a sus clientes que se bajen del carry trade y vuelvan a los verdes. A la bicicleta se le trabó la cadena.

Muchos dicen con razón que “la macro cruje”, pero atendiendo al concepto básico de que la economía es una ciencia política; lo que está ocurriendo es que crecen las reacciones sociales y culturales ante las consecuencias destructivas para la vida del pueblo, de esa macro que cruje.

El inminente tiempo electoral irá generando la necesidad de interpelar al pueblo desde las fuerzas políticas, asumiendo la dificultad de llegar a las/los millones de ciudadanos proclives a no concurrir a votar.

Desde el campo progresista, seremos protagonistas una vez más de la militancia a favor de las propuestas populares en el ámbito de la PBA, apoyando a las/los candidatos en cada municipio y sección para que ingresen concejales y diputados comprometidos con las políticas del gobierno provincial en defensa del pueblo.

Atendiendo a la gravedad de la crisis económica y a la ofensiva cultural del mileísmo, las fuerzas políticas deben desplegar la campaña electoral con la perspectiva de constituir un bloque político amplio y unido, capaz de asumir los retos de este momento frente al avance de la ultraderecha que avasalla al sistema democrático y que se propone seguir influyendo y disputando a las mayorías del pueblo, en pos de sumarlos a la aceptación pasiva de su proyecto político que va destruyendo las conquistas sociales y culturales, rindiendo a la Nación a los intereses del imperialismo trumpista y a otras aventuras genocidas como la de Netanyahu contra el pueblo palestino.

Los propios acontecimientos políticos exigen que el progresismo sea consecuente con su historia y valores, a partir de lo cual debe aportar a la conformación frentista en ciernes.

Como siempre, se trata de asumir en plenitud la necesidad de presentar programas que expresen la determinación de distribuir riquezas concentradas en minorías favorecidas por distintas políticas, tanto de sus propios gobiernos, como de los que no lo hicieron basados en la fórmula presentada como “realista” del “no se puede”, que luego deriva en frustraciones de las que medran las derechas.

Habrá que volver a fortalecer al Estado, democratizándolo y asumiendo una gestión eficiente y transparente para enfrentar el poder de las corporaciones empresarias locales y extranjeras, asociadas a los dueños de los medios hegemónicos.

Se trata de mejorar auténticamente la vida de los millones de ciudadanos/as empobrecidos, incluyendo a franjas de las clases medias, sometidas quizás como nunca, a una agresión económica y cultural, para reducirlas a la nada y llegar al ansiado modelo peruano: un país sin clases medias, sin industrias, sin universidades ni educación pública, sin hospitales ni salud pública, sin sindicatos ni organizaciones civiles que protegen a los núcleos más vulnerables, como los que sufren enfermedades oncológicas y hemofílicas, que requieren de la ayuda humanitaria del Estado.

Habrá que fortalecer los valores y la cultura nacional, interpelando a las enormes reservas que existen en el fecundo entramado del mundo artístico, de las ciencias sociales, las universidades y la intelectualidad.

Habrá que defender nuestras riquezas naturales, la minería, el petróleo, los recursos hídricos, los renovables, nuestras fuentes y disponibilidad de agua dulce, asumiendo las respuestas imprescindibles frente al cambio climático.

Habrá que estimular la industria nacional, particularmente el notable entramado pyme, típico de nuestro país, generador de la mayoría del empleo y del PBI.

Habrá que defender valores culturales y derechos favoreciendo la legislación que contribuya a la construcción de una sociedad que respete toda elección de los seres humanos.

Habrá que defender nuestra democracia desde una perspectiva de mayor representación del pueblo en la gestión y en la vida política. Se trata, en suma, de afirmar la lucha en pos de la gran idea de igualdad y justicia social con la épica que posibilite que sea vivida por el pueblo como propia.

Cualquier proyecto popular, nacional y progresista debe asumir que será conflictivo, ya que los sectores del poder nunca están dispuestos a compartir solidariamente sus riquezas con otros sectores sociales de la Nación. Sin embargo, nuestra historia es demostrativa de la enorme reserva democrática de nuestro pueblo.

Nota publicada en Página/12 el 18/07/2025