Las corporaciones vs. el pueblo

12/12/2025
la patria no se vende

Página/12 | Opinión 

Por Juan Carlos Junio

¡Vayan por todo rápido! Parece el título de algún libelo sensacionalista. Sin embargo, expresa la actual línea política de las corporaciones económicas locales y de Wall Street, luego del triunfo electoral mileísta al que aportaron con todo su poder económico y mediático. Sienten que resulta vital apurar el paso, incluso poniendo un plazo perentorio. Esos núcleos tomaron la decisión política de postergar sus tradicionales formulaciones republicanistas para la tribuna, incluyendo invocaciones a la democracia, a la libertad de prensa y al orden. Tienen claro que llegó la hora de “aplicar el bisturí” más a fondo aún, presionando al parlamento, a los gobernadores y a la propia ciudadanía, para que se instrumenten las contrarreformas estructurales y se materialice perentoriamente una nueva fase de ajuste al pueblo. De allí que lanzaron uno de sus gritos preferidos ¡a bajar subsidios del Estado!, ya que deben afrontar su tarea más crítica del momento: juntar dólares para pagarle a los acreedores. No trepidan entonces en decidir una suba del gas de entre el 49% y el 74% en el valor del m³, a partir de la eliminación total del subsidio al gas natural en los meses de menor consumo (octubre-marzo). Inventaron una versión retorcida de una suerte de “aumento para todos y todas”. 

Otro objetivo estratégico del modelo Milei, en su afán de transferir ingresos del sector trabajo a los núcleos empresarios, es el ajuste sin fin al salario mínimo, vital y móvil. Luego de algunas “reuniones infructuosas”, el gobierno tomó la decisión de decretar un aumento de $6000, llevando el valor de octubre a $322.000. Esta política cargada de pragmatismo anti popular, impacta en la vida de millones de los trabajadores más humildes, en planes sociales y algunas jubilaciones que lo toman como referencia. La decisión desnuda la ausencia más elemental de un sentido de equidad y humanismo. Pero no participó solo el Gobierno, las organizaciones empresarias comprometidas políticamente con Milei (UIA, CAME y Sociedad Rural) guardaron un silencio cómplice. Ni el Secretario de Trabajo, ni las corporaciones desconocen que en dos años han llevado este ingreso a un rango menor que el del 2001, y al patético récord de ser el peor de la región. Tampoco ignoran que durante este corto lapso el aumento fue del 79%, mientras que el subte subió el 840%, la luz un 234%, los trenes un 520% y el gas 531%. Otra crueldad para todas y todos. Este plan económico deliberadamente recesivo, conduce a que la recaudación de impuestos continúe cayendo a fuerza de bajar tributos a los núcleos adinerados; como bienes personales; y la reciente “donación” del Estado de 1500 millones de dólares a los grandes exportadores de granos. Sin embargo, lo notable es la conclusión a la que arriban los “especialistas” de la economía pro gobierno, quienes sostienen la convicción de que: “habrá que aplicar más motosierra al gasto social, la obra pública, salud, educación y subsidios a los servicios”. Nada nuevo. Se trata del clásico ajuste sin fin de la derecha thatcheriana: a más recesión generada por su propia política; más ajuste al pueblo. Eso sí, invocan al cielo, pero a la hora de decidir quién paga la cuenta siempre miran para abajo, a los sectores del trabajo y a las clases medias. Es sabido que ellos, los de arriba, son intocables.

En esta carrera irrefrenable contra las mayorías, las jubilaciones, principal partida del gasto social volverán a caer un 4% real por debajo del 2023, tras un recorte del 16% del año anterior. En tanto, las provincias a las que convocan a votar su nuevo paquete de leyes, consolidarán una caída del 61% en el Presupuesto con respecto al 2023. Tras las brumas de las internas del gobierno y las extorsiones a los gobernadores; en el verdadero escenario del poder, Washington y Wall Street, todos sonríen para la foto, demostrando su apoyo al amigo del presidente D. Trump. Sin embargo, el FMI nuevamente se brotó por vía de su vocera Julie Kozak, quien reclamó “mayor esfuerzo”, indicando que en materia de política cambiaria y monetaria el dueto Milei – Caputo, tiene que hacer “aportes más ambiciosos”. Los argentinos y argentinas desde hace 50 años venimos escuchando la misma fraseología. La traducción es más ajuste, más caída del salario, y desocupación y más privatizaciones para juntar reservas, de forma tal que ellos cobren los préstamos tomados por Macri y Milei. En este punto, también se proponen aplicar la doctrina de las fundaciones ultra liberales para esta fase del ahora o nunca: “hay que privatizar todas las empresas públicas, den pérdida o no. Con más rapidez las que dan pérdida, venderlas a cualquier precio”. Estos “expertos” de sus diarios económicos perdieron la chaveta en términos doctrinarios. En esa onda se vienen los capitalistas pescadores de oportunidades para comprar el patrimonio público en una mesa de saldos. En estos días ya concretaron la venta de las represas que fueran construidas con recursos del Estado Nacional. Ya lanzados, ofertan otras cuatro antes de fin de año: Corredores Viales, Enarsa, Intercargo, y la vía navegable troncal conocida como Hidrovía. 

En suma, el Gobierno, alentado por las corporaciones empresarias y los gestos del mismísimo Trump, opera para afirmar la sensación de dominio total, como si hubiera logrado el 90% de los votos y no el 40%, superando a la oposición por cinco puntos, y con otros millones de ciudadanos que votaron diversas opciones. Fuerza Patria y su amplio espectro de aliados todavía transita por la fase pos electoral y de superación de discusiones endógenas que resultan inconducentes. Se trata de lo contrario: articular un debate de ideas con el imprescindible propósito de amalgamar los distintos afluentes democráticos, populares y progresistas, en pos de enfrentar la ofensiva de las derechas, ahora bajo la hegemonía de ultras, decididos a romper el sistema democrático y sus estructuras sociales y culturales construidas a lo largo de nuestra historia. Por lo tanto, ya no resultan admisible los supuestos tacticismos, por el contrario, hay que apelar a la enorme energía latente en cientos de miles de militantes políticos, sociales y culturales, y a la reserva democrática de las grandes mayorías sociales. Los pueblos de NuestraAmérica, debemos pronunciarnos y militar en defensa de Venezuela y su soberanía. Sigue vigente aquello de: ¡Patria americana sí, colonia no!

Nota publicada en Página/12 el 12/12/2025

Referentes

Carlos Heller

Presidente PSol

Juan Carlos Junio

Secretario General