
Página/12 | Opinión
Por Juan Carlos Junio
Voceros del Presidente y su falange de troleros, salieron a cubrirse con sus ya remanidas agresiones confusionistas: “se viene el fraude kuka en provincia de Buenos Aires” y “todo marcha de acuerdo al plan”. Completaron la maniobra vendehumo acusando a tres grandes bancos de ser los causantes de la inflación de los verdes. Si se lanzan con estos bolazos, se nota que algo huele mal en la comarca libertaria. Están patinando, tanto en su mentada macro, con su fetiche del superávit fiscal que todo lo puede; como en su proyecto político – social del ajuste más grande del mundo, destrucción del Estado y endeudamiento crónico. Arrojaron miles de millones de dólares a la hoguera, alimentando al monstruo ya decrépito e insaciable del dólar pisado artificiosamente para sostener la especulación electoral de llegar a octubre con la inflación contenida, y así dar la falsa sensación de estabilidad, aunque todas y todos vivan cada vez peor. Después de octubre “Dios proveerá”, o sea, no habrá otra opción que devaluar, con su inevitable aumento de los precios y una nueva fase de ajuste al sector de ingresos fijos y al consumo. Pero ahora mismo continúan los despidos, las paradas de planta o directamente los cierres de empresas medianas y grandes; aunque la caída de pymes con sus trabajadores incluidos ya es lo más determinante. Así es que se va generando otro fenómeno nocivo: en vez de que ingresen fondos por la denominada “inversión extranjera directa”, ocurre lo contrario: los guarismos son negativos; o sea, la onda de los capitales y empresas es retirarse de la Argentina de Milei y el “exitoso” Toto. Entonces, ¿todo marcha de acuerdo al plan? Depende: como siempre en economía hay ganadores y perdedores. Los primeros resultan los de siempre: financistas extranjeros, fugadores locales y grandes grupos empresarios. Los perdedores también son los de siempre: las mayorías, tanto de los núcleos sociales más humildes como de las clases medias. Corona el dispositivo político decidido a sustentar al gobierno de la ultraderecha, el propio FMI. Su Directora y voceros “calificados” de la entidad se ven compelidos a desplegar una vasta gama de argumentos crípticos e ininteligibles para justificar el otorgamiento del próximo desembolso de US$ 2 mil millones a la argentina. El Toto no cumplió nada de lo comprometido hace cuatro meses, por lo tanto no les queda más remedio que hacerse los chanchos rengos, ya que tienen la orden política del mandatario Trump de apoyar a su pupilo, quien preside uno de los pocos países del continente que lo sigue ciegamente. La mayoría de las otras naciones de América latina y el Caribe eligieron gobiernos populares y progresistas. La Kristalina va por el camino de Lagarde: se desbarranca hacia un insalvable desprestigio por sus fracasos argentinos. Ocurrió con Macri y el anterior Toto, y repiten con la dupla Milei - Toto ahora mutado al “Messi de las finanzas”: tienen claro que tiran dos mil palos a un pozo ciego, que no aseguran que el totismo llegue al 27 de octubre sin que la macro se desmadre. Desde estos datos duros de la realidad económica y social para la vida del pueblo, emerge el dilema acerca de cuál será el impacto en la conciencia y el ánimo de la ciudadanía, desde ahora hasta los cruciales días de la elección de septiembre en provincia de Buenos Aires y el 26 de octubre en las nacionales. Como siempre, los núcleos minoritarios del poder económico, que una vez más se sienten triunfadores, apoyan en forma irrestricta al presidente Milei.
Por lo pronto, en su afán por demostrale al establishment que no cederá ante nada, el gobierno recrudece su autoritarismo y decide que vetará todo lo que afecte su plan. Tal cual prometió, Milei vetó las leyes aprobadas por el Congreso para aliviar la vida de los jubilados y los programas de asistencia para ciudadanos/as con discapacidad. Vetará también las leyes que se propongan recomponer los desahuciados presupuestos de universidades y de los hospitales públicos como el Garrahan. Para completarla, hizo lo mismo con las partidas aprobadas en ambas Cámaras para ayudar a los damnificados por los temporales en Bahía Blanca y otras zonas de la provincia de Buenos Aires.
Esta conducta política vetadora se corresponde con otra decisión muy determinante: transcurrir el segundo año consecutivo sin un presupuesto nacional aprobado por el Congreso, lo cual expresa su ideología antidemocrática, profundizando su deslizamiento hacia un sistema de paralización del Congreso.
Su propósito va quedando cada vez más claro: solo se promulgarán las leyes emanadas desde el Poder Ejecutivo, todas las otras que surjan de los diversos bloques políticos serán vetadas. Se materializaría la verdadera concepción de esta ultraderecha: las Cámaras “son un nido de ratas”, por lo tanto, solo deben aprobar lo que desea el Presidente. En términos democráticos se impone, entonces, la anulación del DNU 70/23 por su carácter anticonstitucional, y la derogación de la Ley Bases (27742).
Los tiempos que se vienen, tanto en el plano parlamentario como en el electoral, serán determinantes en la disputa entre, por un lado, el dispositivo combinado del poder económico-mediático y el partidario de La Libertad Avanza y su socio ahora despreciado del PRO. Y por el otro, su contrario: el frente popular progresista que sostenga su norte conceptual y programático en pos de la justicia social y la igualdad. Es urgente salir a declarar la emergencia alimentaria estatal yendo al encuentro de la grave situación de los núcleos de indigentes, especialmente de niños/ as que pasan hambre. Así es que estamos interpelados a organizar muy prontamente a la militancia política, ya que de esa enorme energía latente debe formarse una fuerza que se despliegue desde la base social y cuerpo a cuerpo, para llegar a millones de ciudadanos/as, tanto los distanciados o desilusionadas que no concurrieron a votar, como a los propios, para sumarlos en pos del gran propósito de la hora: derrotar al enemigo del pueblo que es el verdadero causante de sus penurias y de la nación como colectivo político.
En esta lucha nuevamente se debe afirmar la fraternidad y la unidad, sustentada en una épica inspirada en nuestra historia y en nuestros valores.