Un modelo de autogestión que permita crecer distribuyendo

17/02/2020
Replanteos en la economía de Mendoza

Con sus dos millones de habitantes, Mendoza es la cuarta provincia en población de nuestra República Argentina aunque el Producto Bruto Geográfico mendocino se encuentra estancado y con clara tendencia a la baja.

Históricamente ha sido la mayor provincia del Oeste argentino y hoy vive un fuerte debate sobre el modelo productivo y sobre sus necesidades de modificación, ya que año a año se suman 20 mil mendocinos a su población y la riqueza a repartir no sólo no crece, sino que se achica… con el agravante de que no únicamente se reparte menos, sino peor.

A cinco siglos de su fundación, la población ha crecido 200 veces, mientras en el marco de la emergencia hídrica (considerada permanente) han bajado más de un tercio los caudales de entonces de los ríos.

No han faltado en la provincia las propuestas “ortodoxas” para modificar el modelo de producción local sobre la base del agregado de nuevas actividades productivas (esencialmente megamineras) aún a costa de sacrificar sustentabilidad ambiental (contaminando) y social (flexibilizando hacia una mayor regresión distributiva).

No tuvieron mejor idea que desregular la actividad aniquilando la ley ambiental 7.722, que llegó a estar derogada por dos semanas, antes de que la mayor protesta de la historia de Mendoza a principios de 2020 –que movilizó a más de 300 mil personas durante catorce días– lograra reponerla y derogar la efímera norma que la reemplazó pretendiendo habilitar el uso del ácido sulfúrico y el cianuro en la actividad minera, hoy nuevamente prohibidos.

La ley 7.722 no prohíbe la megaminería sino la contaminación en esa actividad. De hecho, la Suprema Corte de Mendoza dictaminó su plena constitucionalidad.

Por lo tanto, una nueva actividad para incorporar al “agotado” modelo mendocino –previa a la de la megaminería– debería ser la de la industria del conocimiento, la investigación científica y el desarrollo tecnológico aplicado a hacer posible inéditos desarrollos no contaminantes que respeten el espíritu de la 7.722 no sólo en actividades megamineras, sino también en las agrícolas, ganaderas o industriales, también contaminantes.

En este desarrollo tecnológico es fundamental sumar al sureño departamento de Malargüe, cuyas públicas preferencias en favor de la actividad minera lo han dejado marginado y hasta enfrentado con el resto de la provincia.

“En Mendoza estamos construyendo un Partido Solidario que condene toda metodología productiva contaminante y que sume apoyos a la defensa del agua, promoviendo el desarrollo de tecnologías y controles que permitan hacer ambientalmente sustentable a cada actividad económica”, dice uno de los puntos de las bases que resume el debate de cuatro jornadas que nos dimos en el PSol mendocino a fines de 2018.

En otro punto propiciamos “un sistema productivo popular con capacidad de crecer distribuyendo, sobre la base de las propiedades pyme, cooperativa y pública”.

En Mendoza la concentración económica pesa más que en el resto del país en el área de la comercialización de los alimentos. Y las multinacionales envasan aguas minerales mendocinas que extraen de la montaña sin pagar regalías.

En materia de bodegas hay que destacar que Fecovita suma 29 cooperativas de primer grado que nuclean a 5 mil productores de uva y controla el 12% de la superficie de los viñedos provinciales, pero ni su existencia ni el hecho de que el Estado provincial reitere año a año operativos de compra de vinos han alcanzado para que se recupere el alicaído precio del vino. Este año los grandes grupos privados vienen pagando al productor tan sólo nueve pesos por cada litro que luego será envasado y vendido a 60 pesos o más en la góndola de los supermercados.

Mientras, el modelo concentrado de Mendoza no ha sido capaz de dar respuesta cabal a las necesidades de salud de la población mendocina. El Estado provincial cuenta con 25 hospitales públicos y 356 centros de salud, y en el territorio local funciona una treintena de clínicas y sanatorios privados, pero ofrece una salud diferenciada que no alcanza a brindar atención de calidad a los sectores sin cobertura sanitaria: uno cada tres habitantes de la población urbana y más de uno cada dos de la rural.

Muestra tasas de alfabetismo altas (97%) pero muy alejadas de los conocimientos mínimos y de la calidad educativa reales. Exhibe una desocupación más baja que en otros lugares del país (8,65%) pero igualmente se encuentra en constante aumento por la recesión heredada del macrismo, a lo que se suma ser parte de un mundo en el que los beneficios de la tecnología productiva han sido acaparados por una pequeña parte de la sociedad, dejando marginado al resto.

Aquí –por ahora– la pobreza alcanza el 6% en áreas urbanas y el 18% en el campo, mientras la indigencia llega al 4% en las ciudades y al 15% en el área rural.

El agotamiento del modelo económico y social mendocino no debe llamar la atención en un mundo donde el capitalismo especulativo con eje en lo financiero genera distorsiones de tal magnitud en lo productivo y en lo distributivo que la ola de rechazos crece a nivel masivo, como se ha hecho evidente en Latinoamérica, con epicentro en Chile, Perú, Ecuador y Colombia.

La pueblada en Mendoza –como en Chile– no sólo golpeó al gobierno, también puso en debate el rol de la oposición.

Desde el Partido Solidario nos proponemos trabajar por la construcción de un nuevo modelo productivo y distributivo, atendiendo el abrumador rechazo social a la contaminación y la definida defensa del agua que evidenció la mayoría de los mendocinos.

Estamos convencidos de la necesidad de reeditar a nivel provincial la experiencia histórica del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos entre 1958 y 1966, cuando sembró el país con 800 cajas de crédito.

Desde el PSol Mendoza nos hemos obligado a iniciar esta tarea organizando un taller de formación de tutores cooperativos con la intención de forjar líderes cooperativistas a partir de dirigentes sociales insertos en territorio que ya cuenten con la práctica cotidiana de la conducción social.

La apertura del taller estará a cargo del presidente nacional del IMFC y vicepresidente de Cooperar, Edgardo Form. Nuestra principal capacitadora será Mercedes Jatuff, magister en Cooperación Internacional para el Desarrollo y capacitadora en economía social con experiencia en Argentina, Ecuador y República Dominicana.

Propiciamos una economía en manos de la gente, con manejo democrático y en medio de actividades educativas que fortalezcan desde la conciencia a la economía solidaria.

Nos hemos dado a la tarea central de promover el surgimiento de nuevas empresas solidarias que vayan construyendo ya la próxima sociedad del post-neoliberalismo.

Somos un PSol activo y nos sentimos orgullosos/as de nuestras convicciones cooperativistas, nuestras raíces socialistas, nuestra pertenencia al campo progresista y nuestra identificación con la izquierda nacional y popular. Y también de nuestra postura frentista, que nos desafía a alcanzar protagonismos crecientes dentro del Frente de Todos.