Amenazas concretas del “Acuerdo”

23/11/2025
Javier Milei y Donald Trump posando con tuit

Página/12 | Opinión

Por Carlos Heller

Según aparece en el comunicado de la Casa Blanca, el Acuerdo sobre Comercio Recíproco e Inversiones entre Estados Unidos y Argentina tiene entre sus objetivos “lograr una asociación económica más sólida y equilibrada”. Sin embargo, si se avanza con este proyecto se profundizarán las asimetrías estructurales y las brechas entre ambos países. En rigor, se trata de un compendio de ventajas que otorgaría Argentina, en caso de aprobarse, mientras que Estados Unidos sólo recogería beneficios, a cambio de alguna concesión muy menor.

El mismo día en que se conoció la noticia, el presidente Javier Milei afirmó que “se acaba de firmar” el acuerdo, cuando en realidad es un entendimiento en el que faltan todos los detalles y la letra chica. La misma se iría además conociendo por tramos (y según lo defina el gobierno norteamericano), aunque los trazos generales de por sí preocupan.

En materia comercial, en el listado de lo que Estados Unidos podrá vendernos no falta prácticamente nada. En el texto se deja en claro que nuestro país dará acceso preferencial a las exportaciones estadounidenses, incluyendo ciertos medicamentos, productos químicos, maquinaria, productos de tecnologías de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una amplia gama de productos agrícolas.

El impacto

El argumento de fondo es que se podrá acceder a importaciones de bienes finales e insumos a menor precio, tanto para consumidores como para empresas. ¿Qué decir de los costos en materia de producción y empleo? Los efectos de estas políticas ya se vivieron en la dictadura y en la convertibilidad y dejaron graves secuelas en la economía, en las PyMEs y en los hogares.

Los productores locales y las economías regionales también se ven amenazados. No se debe perder de vista que las principales producciones exportables de Argentina (en las cuales Estados Unidos mantiene su protección) son competitivas, como es el caso de las agropecuarias. Nuestro país se compromete a abrir su mercado a ganado vivo estadounidense, a permitir el ingreso de carne aviar en el plazo de un año y a no restringir el acceso al mercado de productos que utilicen ciertos términos relacionados con quesos y carnes.

La Oficina del Presidente Milei señaló que se acordó una “ampliación significativa del acceso de la carne bovina argentina al mercado estadounidense”. Se intenta tentar con muy poco, aparte de que nada se dice de la presión sobre los precios en el mostrador que traerá la menor oferta interna en las carnicerías.

Con el subtítulo “consideraciones y oportunidades comerciales”, en el texto difundido por la Casa Blanca se expresa que Argentina y Estados Unidos “cooperarán para facilitar la inversión y el comercio en minerales críticos”. Está claro que nosotros seremos los proveedores de los recursos y las empresas de EEUU obtendrán las ganancias derivadas de la explotación de los mismos.

En el listado no hay nada que se vincule con el acceso de nuestro país a insumos y productos estratégicos que pueden servir, por ejemplo, para la defensa o para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Todo a medida de las apetencias hegemónicas de Estados Unidos y del interés de sus compañías en hacer negocios.

El “acuerdo” va más allá de un simple tratado comercial y se mencionan aspectos vinculados al rol del Estado, a las garantías de inversión, al acceso a la información, etc.

El Gobierno libertario está priorizando una alianza estratégica con el presidente de un país que sufre serios cuestionamientos al interior de sus fronteras por la ayuda a Argentina en desmedro de otros países como Brasil y China, que explican la mayor parte de nuestro comercio.

Pablo Quirno, el canciller argentino, en un programa televisivo señaló con tono triunfalista: “hay un tema también de reivindicación histórica que tiene para mí un lindo círculo; estamos a 20 años de lo que fue la reunión de las Américas, en Mar del Plata, aquella infame reunión del 2005 (…). Y ahora cambiamos el «Alca al Carajo» por «Viva la Libertad Carajo», 20 años después”. Pareciera estar reivindicando la falsa idea del “fin de las ideologías”.

En definitiva, se trata de un acuerdo que amenaza a las PyMEs, a las economías regionales y al empleo. Más allá de la circunstancial afinidad entre Trump y Milei, lo que se firme tendrá consecuencias para las gestiones y las generaciones que vendrán.

El contenido debe transparentarse para que la ciudadanía y sus representantes estén al tanto, como así también en el caso del swap con el Tesoro norteamericano, y el crédito con grandes bancos privados internacionales (que tendrían garantía de activos de la Reserva Federal). Estos dos últimos implicarían un mayor endeudamiento externo para nuestro país y una mayor dependencia con Estados Unidos, configurando una fuerte cesión de soberanía.

Nota publicada en Página/12 el 23/11/2025

Referentes

Carlos Heller

Presidente PSol

Juan Carlos Junio

Secretario General