Baja de imputabilidad

11/03/2011

La discusión sobre la baja de la edad de imputabilidad, la responsabilidad penal de los menores de edad y las penas que se aplican reaparece cíclicamente, cada vez que sucede un crimen en manos de un menor de 16 años. Por lo general lo que se solicita desde una parte de la sociedad (reproducido minuto a minuto por los grandes medios de información) es mano dura para con estos jóvenes: tolerancia cero, puño firme, castigo ejemplar.

El tema es que no hay —precisamente— ejemplos claros para mostrar de sociedades que hayan implementado medidas duras contra los jóvenes que delinquen y que esto haya repercutido favorablemente en la sociedad. Por el contrario en países centroamericanos en los que la edad de imputabilidad se redujo a los 12 o 13 años las tasas de homicidios son altísimas. Y si no escuche las cifras de la Organización Panamericana de la Salud: en El Salvador —que la edad de imputabilidad está en los 13 años— la tasa de homicidio cada 100 mil habitantes es de 43; en el vecino Brasil a donde se bajó hasta los 12 años la tasa cada 100 mil supera los 30 puntos. En nuestro país (que se mantiene en los 16 años) la tasa de homicidio no llega a 7 cada 100 mil habitantes. Reitero por si las cifras se escaparon: en El Salvador o Brasil (países que bajaron la responsabilidad penal para menores) la tasa de homicidio es en un caso 7 veces mayor y en el otro casi 5 veces más alta.

Un trabajo realizado en el Uruguay que lleva el nombre de “Imputabilidad Penal Juvenil, mitos y verdades concluyó que: “si por un momento nos posicionamos desde la perspectiva del ciudadano que demanda más seguridad, también encontramos que rebajar la edad de inimputabilidad penal tendría efectos contrarios a los procurados con ella. Recurrir al encierro a edades más tempranas sólo postergaría el problema para luego restituirlo potenciado. Un sujeto en proceso de desarrollo que es captado por el sistema penal tras cometer un delito y luego encerrado por el mayor tiempo posible, es un hecho que en algún momento deberá ser liberado. Y en qué condiciones, qué persona tiramos al ruedo social. Qué podemos esperar de un joven que fue aislado sin más propuesta que enseñarle a ser un buen preso en el marco de un sistema carcelario desbordado, de trato inhumano y donde ocurren delitos cotidianamente”.

Es un año electoral y hay que estar prevenidos porque las soluciones facilistas y demagógicas van a estar a la orden del día.

 

Edgardo Form
Dirigente del PSol