¿Cómo es posible que pasen estas cosas?

16/12/2012

16.12.12 l Tiempo Argentino l Matanza en primaria de EEUU

El padre de uno de los niños que fueron víctimas de esta reciente tragedia en la primaria de Newtown, en medio de su desesperación, balbuceaba "pero si este es un pueblo tan tranquilo".

Por: Mariano Ciafardini

La escena refleja amargamente el estado de alienación y ensoñación en el que viven grandes sectores de la clase media norteamericana, que parecen creer que el mundo real es exclusivamente su acomodada ciudad o barrio y que lo trágico ocurre solamente en las pantallas del televisor. Más allá de la afección mental de este sujeto homicida en particular, lo cierto es que no es casual que este tipo de hechos se den, predominantemente, en los EE UU.

No es sólo por el fácil acceso a las armas que, en última instancia, en casi cualquier lugar del mundo  una persona con ciertos recursos económicos las consigue igual y particularmente si es un sicópata. También en el lejano sur de Carmen de Patagones un joven con una  grave alteración mental realizó un acto de este tipo, apoderándose del arma de su padre. También tuvimos que lamentar al "tirador de Belgrano".

Es cierto que estos hechos demuestran la necesidad del control irrestricto de la tenencia y circulación de armas. Pero, más allá de ello, hay una explicación sociológica  que se articula con ese  determinado tipo de personalidades psicopáticas, que además, están bastante generalizadas en la población del mundo capitalista posmoderno actual.

EE UU es, en cierta forma simbólica y real, la capital del imperio  global. Ha llegado a esa posición a sangre y fuego y a partir de la explotación de gran parte del resto del mundo. Pensar que esto no tiene impacto psico-sociológico en su población sería ingenuo. La cultura norteamericana, dentro de la cual está, precisamente, esta valorización generalizada del acceso irrestricto a las armas, es una cultura del poder extremo, de la hipercompetencia y de la derrota del más débil. En el paradigma cultural actual de los EE UU, el mensaje permanente a su juventud es: o ganás o te ganan, de lo cual se pasa fácilmente al o matás o te matan, o ya definitivamente: el que mata gana. ¿No es eso lo que exhiben los films (y ahora también  los videojuegos) que tienen su origen cultural en los hipercentros norteamericanos de difusión de cultura masiva mundial?

Simultáneamente hay en todo el mundo, y particularmente en EE UU, una cultura de la fama. La fama a partir de lo que sea. El contenido  no importa tanto como la forma, es decir, lo importante es ser famoso a cualquier costo. O acaso la mayoría de los famosos no son personas que poco o nada es lo que aportan a la sociedad en términos reales. Muchos buscan su minuto de gloria  a partir de lo que sea. Lo contrario, el no ser famoso, se ha ido transformando en lo que podría denominarse "la insoportable levedad del anonimato" que (como la vida de los personajes de Kundera) adquiere para ellos tal pesadez que los lleva a hacer lo que sea, y lo que puedan, con tal de ser conocidos, en lo posible mundialmente, a partir de la inmediatez que ofrecen ahora las redes sociales y los mass media. Ese minuto de fama es para muchos la única forma de sentir que existen, lo contrario es la nada, es seguir masticando amargamente el resentimiento de ser perdedores, de no poder acceder, cuando todo el mensaje es: ¡Sé Un Ganador¡ Hoy  todo el mundo sabe y tiene presente, aunque sea por unos días, que Adam Lanza existía hasta el 14 de diciembre a las 9:30 de la mañana  en un pequeño pueblo de EE UU llamado Newtown.

En una de las tantas películas con que Hollywood refleja incesante y acríticamente las reales miserias del "american way of life", contribuyendo con ello a la trivialización del horror, uno de los azorados miembros del departamento de policía, que estaba investigando a un monstruoso homicida serial, pregunta: ¿cómo puede ser que un ser humano haga eso? Y el detective principal, experto en estos temas, y a la sazón figura estelar del film, responde: "se siente Dios cuando lo hace ¿tu no harías lo mismo?"  Estas combinaciones de elementos psico-sociales y culturales en una sociedad que, además, hace culto extremo del individualismo, el machismo y la violencia, dan estos resultados. Todo ello es un síntoma de la decadencia de este imperio americano global y tiene efectos, de particular intensidad, en su epicentro.