Compromiso con la distribución

12/06/2022
Carlos Heller

Noticias Argentinas | Opinión

Por Carlos Heller

En la reunión plenaria de la Novena Cumbre de las Américas, el presidente Alberto Fernández, en su carácter de presidente Pro Tempore de la CELAC, pronunció un trascendente discurso en el que cuestionó la exclusión de Cuba y Venezuela de la reunión y criticó “el endeudamiento insostenible” que otorgó el FMI al gobierno de Mauricio Macri, entre otros temas a los que se refirió.

Fue un discurso valiente y muy oportuno. Para encontrar una disertación de ese nivel hay que retrotraerse a algunas de las intervenciones de Cristina Fernández de Kirchner en el Grupo de los 20 (G20) o en otros organismos similares.

El Presidente sostuvo que “nos preocupa que América Latina y el Caribe hayan emergido de la pandemia como la región más endeudada del mundo en desarrollo. El peso promedio de la deuda externa supera el 77% del producto bruto regional. Nos preocupa la informalidad laboral que hoy supera el 50%. Nos duele esta suerte de ´lotería del nacimiento´ que hace que quienes nacen en humildes pueblos de nuestra región, vean reducir casi 15 años sus expectativas de vida respecto de quienes nacen en barrios acomodados”.

Y se preguntó: “¿Por qué padecemos semejantes penurias si nuestra tierra nos ha dotado para producir alimentos y energía como a muy pocas regiones del mundo? La respuesta se encuentra en el orden global. El mundo central ha fijado reglas financieras evidentemente inequitativas. Unos pocos concentran el ingreso mientras millones de seres humanos quedan atrapados en el pozo de la pobreza”.

Propuso, finalmente, que “ante tanta desigualdad, debemos plantear la necesidad de políticas impositivas progresivas, aun cuando las élites domésticas nos presenten como un peligro para la calidad democrática. La renta inesperada que la guerra entregó como un regalo a grandes corporaciones alimenticias, petroleras y armamentísticas debe ser gravada para mejorar la distribución del ingreso”.

Antes de la Cumbre, durante la semana que pasó, el gobierno había enviado al Congreso el proyecto de ley para gravar las rentas inesperadas de las grandes empresas. Se trata de una medida que se debate en el mundo entero.

En una situación de crisis global, con la consiguiente alteración de los precios internacionales de muchos bienes de consumo masivo, la discusión reside en si esas rentas extraordinarias deben quedar exclusivamente en manos de unas pocas grandes compañías.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, ha señalado con relación al tema: “Hay unos pocos que se benefician de esta situación tan dramática en el mundo, teniendo ganancias que no tienen nada que ver con el aumento de la inversión, con una actividad humana de mayor toma de riesgo, o decidir ir hacia adelante con ciertos proyectos; tuvieron suerte en un contexto donde millones tuvieron mala suerte”.

La iniciativa alcanzaría, como primera condición, a las empresas que durante el año en curso ganen más de mil millones de pesos, aproximadamente el 3,2% de las firmas que operan localmente. Son alrededor de 650 grandes corporaciones.

Pero hay un segundo requisito: las compañías, para ser alcanzadas por la medida, deben tener en 2022 un margen de ganancias superior al 10% o que el mismo sea al menos un 20% más elevado que el del año previo.

Aplicando estas dos condiciones, el total del universo de grandes empresas que deberían abonar el nuevo gravamen sería de entre 350 y 360.

El proyecto de ley establece una alícuota adicional del 15%, por única vez, cuya base imponible es la renta inesperada. Esa alícuota solo se aplicará a la porción de la Ganancia Neta Imponible que supere, en términos reales, a la del ejercicio anterior.

Se habla de renta inesperada o de “caída del cielo” porque es producto de factores externos, fundamentalmente el aumento muy significativo de los precios de los commodities en el contexto de la guerra.

La pregunta es: ¿por qué se tiene que beneficiar un pequeño grupo de empresas a costa de que toda la población pague precios más caros? La oposición política, económica y mediática cuestiona la medida haciendo referencia a lo que consideran una alta carga impositiva sobre las empresas.

Sin embargo, la información disponible señala que el IVA es el gravamen que más recauda: 29% del total. Le sigue el Impuesto a las Ganancias con el 24%.

Recién en tercer lugar se ubican los derechos de exportación con apenas el 6% y bastante más atrás Bienes Personales con el 1%.

Mientras tanto, la Argentina sigue creciendo. Se prevé para este año una expansión económica de entre un 4% y un 5%. El Banco Mundial mejoró el pronóstico de crecimiento de nuestro país elevándolo del 3,6%, que había proyectado hace unos meses atrás, al 4,5%.

La OCDE, durante esta semana, mejoró en más de 1 punto sus previsiones de crecimiento para la Argentina. Pero, como venimos diciendo, no alcanza con crecer: además es imprescindible distribuir.

Un crecimiento para pocos no es compatible con el modelo de país con el que estamos comprometidos. El gobierno promueve un proyecto de crecimiento con la gente adentro.

Nota publicada en Noticias Argentinas el 12/06/2022