Crecimiento o ajuste

10/10/2020
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Perfil | Opinión

Por Carlos Heller

Algunos “formadores de opinión” diseñan una ecuación con un final anunciado: aseguran que no hay que emitir y hay que bajar impuestos en un escenario donde, además, no es posible tomar deudas. La respuesta está implícita en la misma ecuación: la única salida es el ajuste. Porque si no hay nuevos ingresos o incluso estos bajan, la única política es el recorte de gastos. Sin embargo, el ministro Martín Guzmán en una entrevista reciente se preguntó: “¿Por qué tiene que bajar el gasto público?”. “No es a lo que apuntamos. Nosotros apuntamos a poner las cuentas fiscales en orden, seguro. Y una economía que se recupera es una economía en la cual los ingresos fiscales se recuperan, al mismo tiempo lo que sí hay que hacer con el gasto es darle la mayor racionalidad, gastar en lo que más importa, para la recuperación y para el desarrollo de la economía y de la sociedad. Y eso es lo que refleja nuestra visión”.

La Argentina tiene demandas crecientes. Pero, al mismo tiempo, sectores que plantean la necesidad de bajar impuestos. Estamos en medio de ese debate. Es en ese contexto que sectores empresariales le pidieron al FMI que no suba más los tributos. Es raro porque el gobierno ya dijo que va a presentar ante ese organismo su propuesta: no es que va a hacer lo que diga el Fondo, sino que le va a decir al Fondo lo que va a hacer.

¿Cuáles son los principales problemas que tiene hoy el país? La pobreza, el desempleo, el cierre de miles de Pymes. Es lo que es necesario recomponer. Y eso, ¿cómo se hace? Dándole a todos los argentinos y las argentinas capacidad de generar más demanda y, a partir de esa mayor demanda, activar un círculo virtuoso de crecimiento y mayor empleo. Por supuesto, esto es lo contrario del ajuste. Creo que se viene con mucha intensidad ese debate entre los que creen que si no hay ajuste esto no tiene solución y los que creemos que el ajuste es parte del problema. 

Los formadores de opinión a los que nos referimos nunca muestran la ecuación completa: dicen “hay que devaluar” al mismo tiempo que hacen pública su preocupación por la inflación. Por supuesto: desvinculan ambos fenómenos y, entonces, ocultan que toda devaluación produce un aumento de la inflación. Dicen estar preocupados por el aumento de la pobreza, pero esconden que con la inflación se produce una suba de la pobreza. ¿Alguna vez hubo inflación y en simultáneo no aumentó la pobreza? 

¿Cuál es la alternativa al ajuste? Buscar el equilibrio fiscal no en la reducción del gasto sino en el aumento de los ingresos. ¿Cómo se logra ese aumento de los ingresos? De varios modos: por la vía del crecimiento de la economía y del blanqueo de la actividad para que todos tributen lo que tienen que tributar, para que no haya evasión y para que no haya fuga de capitales; y por la vía de una reforma impositiva que le dé progresividad al ingreso tributario y achique el peso de los impuestos sobre el consumo, es decir, aquellos que afectan a todos por igual, independientemente de su poder contributivo.

Por un lado, hay que hacer que crezca el tamaño de la torta a repartir y, por el otro, establecer el tamaño de las porciones. Si la torta es muy chica, por más vocación de repartir que haya, la torta no va a alcanzar. Y si la torta es muy grande pero se la reparten entre pocos, de todos modos una parte no recibirá nada. Entonces, el tema es de política económica: cómo llevar adelante un modelo que potencie el crecimiento y que distribuya los beneficios. Hasta el FMI invita a los gobiernos al impulso fiscal para la reactivación económica. La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, declaró que el Fondo no viene a la Argentina con “la idea de «bueno, veamos cómo podemos ajustar aún más el gasto en estos tiempos»”. Y agregó que espera “ayudar a la Argentina a definir unos objetivos de crecimiento a mediano plazo”. Algunos son más “fondistas” que el Fondo: piden ajuste cuando ni el Fondo, en principio, lo está proponiendo.

Nota publicada en Perfil el 10/10/2020