“De chico fantaseaba con ser relator de fútbol”

13/04/2009


Es banquero, militante político e hincha fanático de Boca. Aunque es difícil establecer un orden de prioridad entre sus actividades, admite que su gran pasión es el fútbol.Pero jugando era un tronco y por eso quería relatar partidos. Está casado con su ex secretaria y tiene tres hijos, dos de ellos de su anterior matrimonio.

por Gabriela Vulcano

Fanático de Boca Juniors y admirador de Diego Armando Maradona, el titular del Partido Solidario, Carlos Heller, se jacta de estar entre los primeros en adquirir entradas para presenciar los partidos de la Selección argentina. Aunque el fútbol siempre fue su gran pasión, reconoce que es “un tronco” en el campo de juego y que apenas se animó a soñar con ser “relator futbolístico”.
–¿Qué es lo primero que hace cuando se levanta? –Voy al baño y después le dedico una hora a desayunar tranquilito, a tomar mate y leer los diarios.
–¿Quién prepara el desayuno? –Me lo prepara una señora que trabaja en casa. Cuando me levanto, mi mujer ya se fue y mi hijo duerme. Cerca de las ocho media, tres veces por semana, voy al gimnasio. Ahora estoy haciendo una recuperación con un preparador físico por un problema que tengo en las rodillas.
Antes iba a caminar por el lago con una barra de amigos. Éramos cuatro que nos juntábamos a las ocho de la mañana y dábamos tres vueltas al lago, después nos tomábamos un agua con gas, charlábamos un ratito y nos íbamos cada uno a su trabajo.
–¿Cómo son sus fines de semana? –Los sábados me despierto a la misma hora que el resto de la semana. Trato de hacer alguna actividad física y luego me voy a la radio, donde desde hace años tengo una columna en el programa de (Eduardo) Aliverti.
Después de la radio me junto con una barra de amigos para almorzar.
–¿Son los mismos con los que salía a correr? –No. Es otra barra que, en general, si yo no estoy no funciona y no se juntan.
–¿Usted viene a ser el armador? –Algo así. Soy el que se encarga de llamar a todos y ratificar que nos juntamos. A la una nos encontramos en El Caldén del Soho en Malabia y Honduras. Antes lo hacíamos en Look, pero cerró y nos fuimos a otra parrilla que estaba en Las Cañitas, que luego también cerró y ahora vamos a Palermo.
–Todos los restaurantes por los que pasaron terminaron cerrando...
(Risas). El de Las Cañitas cerró porque el dueño tenía otro restaurante enfrente.
–¿De qué hablan en esos almuerzos? –Nuestros almuerzos son una especie de Polémica en el bar. Cada uno tiene un personaje. Los temas son política, economía y fútbol.
–¿Y de mujeres? –No. Todos están separados menos yo. Tal vez se hace algún comentario, pero es marginal.
Hay mucho fútbol en esa mesa.
En política y economía me escuchan a mí o me preguntan. Me hacen una suerte de reportaje.
En fútbol, no. Todos saben y nos peleamos muchísimo.
–¿Quiénes son los que participan de esos almuerzos? –Mi hijo de veinte años a veces viene, un amigo que es representante de artistas, que siempre está de gira, un representante de boxeadores, etc. Son almuerzos largos, de una a cuatro y media; no por lo que comemos sino por lo que hablamos. Son almuerzos sin vino, sólo tomamos agua.
Esa mesa es de carne, ensaladas y agua mineral.
–¿Con qué frecuencia va a la cancha? –Antes iba siempre. Ahora voy cuando Boca juega de local, cuando juega la Selección y cuando Boca es visitante y me invitan.
Tengo que reconocer que ya casi no voy a la tribuna a la intemperie.
–Cuénteme alguna anécdota como hincha.
–Me pasaron muchas cosas.
Antes de ser directivo de Boca, en el año 81, comencé asesorando en temas económicos. Me acuerdo de que me invitaron a acompañar al equipo de Boca a una gira por Oriente en el 82. Fue antes de que Maradona se fuera. PÚBLICO Y PRIVADO Fue una experiencia fantástica, yo estaba debutando del lado dirigencial.
Era todo nuevo y muy atractivo en ese momento, sobre todo el hecho de estar cerca de Maradona, de Brindisi y de Gatti.
Convivir con ellos y charlar en la mesa fue muy emocionante.
–¿Recuerda alguna anécdota puntual con ellos? –Fue una gira bastante compleja porque Boca tenía gravísimos problemas económicos y había una relación muy tensa con los jugadores y con el propio Maradona, que tenía un caché específico para la gira. De a poco, terminé metido en las negociaciones.
Pasé de ser un invitado a hacerme cargo de negociar y terminé diciendo: “Yo te garantizo que te paguen”. Ahí nació el dirigente de fútbol. Recuerdo que una vez estaba tomando mate con el Chino Benítez en la pieza y él me dijo: “No te metas como dirigente. Esto es un lío bárbaro.
Vos sos demasiado buen tipo para meterte en esto”.
–¿Qué significó para usted ser vicepresidente de Boca Juniors? –Pude demostrar que se pueden hacer las cosas bien y no contaminarse. Cuando vino el tema de Boca, en el banco se discutió mucho. Varios tenían miedo de que el ambiente me salpicara y me desprestigiara.
En cambio, yo pensaba que no había actividad en la que uno no pudiera hacer las cosas bien.
Creo que me fue bien. Por otro lado, me dio mucha satisfacción traer al club tipos que para mí eran ídolos como Márcico, el mismo Maradona, Caniggia, el Kily González.
–¿Alguna vez fantaseó con ser jugador de fútbol? –No, porque era malísimo. Y si alguna vez fantaseé con eso, la fantasía tuvo un vuelo cortísimo porque era un tronco bárbaro.
Siempre me ponían de relleno donde faltaba alguno. Sí quise ser relator futbolístico. A todo esto, mi viejo era mecánico de autos y toda mi familia era fierrera. Trabajé de mecánico de autos en el taller de mi viejo.
–¿Le gustaban los autos? –Sí, y me siguen gustando.
Hasta que los autos se hicieron electrónicos, me hacía mis propias afinaciones de motor. Era un hobby que mantuve por mucho tiempo. Me gusta tener un buen auto.
–¿Qué coche tiene ahora? –Un Honda Accord B6. No es un auto de lujo, pero es un buen auto. Recuerdo que de pibe iba a ver turismo carretera. También me gusta a ir a la Fórmula Uno.
–Además de su paso por Boca, ¿qué otras cosas importantes que le han sucedido a lo largo de su vida? –Haber sido protagonista en la construcción del Banco (Credicoop).
No es que un día me ofrecieron un puesto y yo entré. En 1977 se sancionó una ley de entidades financieras que obligó a las cajas de crédito a llevar adelante un proceso de fusión porque si no no podían seguir adelante, y me propusieron liderar ese proyecto desde la génesis. Participé de la decisión del nombre, de los colores, de la elección de los colaboradores, etcétera.
–¿Cuál fue su mejor momento en el terreno más personal? –Nada es más importante que tener hijos. Tengo tres hijos, dos de un primer matrimonio y uno del segundo. El nacimiento de cada uno de ellos tiene un significado muy importante. Además tengo cinco nietos. Tengo una relación fantástica con todos ellos, aunque me critico que les dedico poco tiempo. Soy un abuelo atípico, porque en general los abuelos están retirados y tienen tiempo para ir a la plaza. La verdad es que me gustaría dedicarles más tiempo.
–Ya que menciona a su familia, me llamó la atención que en una oportunidad usted dijo que si tenía que elegir una mujer en la historia, escogía a su madre.
¿Qué dice su esposa de eso? –Nada. Son roles distintos.
Tengo una valoración tanto de mi mamá como de mi papá. Mi mamá murió no hace mucho, con casi 100 años. Los admiro porque fueron tipos que lucharon mucho y tuvieron grandes convicciones, que me trasmitieron.
Así que no hay ninguna competencia con mi mujer. Ella sabe todo lo que pienso, lo que digo y el valor que tienen para mí determinadas personas. Sabe todo eso porque Patricia, además de ser mi mujer, es mi secretaria hace treinta años.
–¿Fue primero su secretaria y después su mujer o viceversa? –Fue primero mi secretaria y después mi mujer. La relación de la secretaria con el jefe suele ser muy íntima. Uno comparte mucho. Ella comenzó a trabajar conmigo en una etapa donde teníamos jornadas muy intensas y largas.
–¿Discuten cuestiones domésticas en el trabajo? –No le voy a decir que no. Pero lo tenemos bastante bien aceitado.
Ambos somos conscientes de los roles. Si nos peleamos en casa, las cosas son más difíciles cuando llegamos acá. Pero hasta ahora funcionó.
–¿De qué objeto personal jamás se podría desprender? –Tengo muy pegado el auto.
Soy un autero infernal. Si voy a tres cuadras de casa, saco el auto.
–¿Hay algo que no le guste compartir? –No. De hecho cuando estoy solo en un viaje me aburro mucho y pierdo la iniciativa. Si estoy acompañado, voy a cualquier lado. Solo no salgo. No puedo ir a un restaurante o al cine solo.
Necesito compañía. Si tengo que ir de viaje solo por el trabajo, le pido a algún amigo que me acompañe.
–¿Alguna vez vivió solo? –Sí. ¡Horrible! –¿Le teme a la soledad? –No. Me aburre.
–¿Qué lo hace descostillar de risa? –En los almuerzos de los sábados hay veces que nos descostillamos de la risa. Hay otro momento donde me divierto mucho. Dos veces por año me voy con otra barra de amigos a pescar a Villa La Angostura. Somos seis hombres, de los cuales cuatro son mendocinos, que hacemos una semana de pesca. No hacemos otra cosa que pescar, comer y jugar a las cartas. Nos reímos del tamaño de la cabeza de alguno o del pescado más grande o más chico que sacó cada uno.
–¿Cuándo fue la última vez que se sintió triste? –El día que perdimos las elecciones con Macri, porque sabía que nosotros estábamos haciendo bien las cosas y porque me daba cuenta de que él estaba dando un paso importantísimo para su proyecto político.
Cuando se murieron mis viejos me sentí muy triste. También cuando iba a ver a mi viejo, que tenía Alzheimer y no me reconocía.
Más de una vez me quedé llorando en el auto.
–¿Qué significa el paso del tiempo para usted? –Salvo por el dolor de rodillas que tengo, no siento que me ha pasado el tiempo. Me siento muy vital, no perdí el ritmo de actividad y me siento pleno desde el punto de vista intelectual.

La billetera del caballero

En el bolsillo tiene 476 pesos y en su portadocumentos lleva la cédula de identidad, el registro de conducir, dos tarjetas de crédito personales (una tiene grabada el escudo de Boca Juniors), dos del banco, el carnet de socio del ACA, el de la prepaga, una tarjeta para acumular puntos en YPF, otra para el Free Shop y tarjetas personales.

PÚBLICO Y PRIVADO

v Tiene 68 años y preside el Partido Solidario.
v Es presidente del banco Credicoop y un referente del Movimiento Cooperativo.
v Fue compañero de fórmula de Daniel Filmus en las elecciones a jefe de Gobierno porteño en octubre de 2007.
v Fue vicepresidente de Boca Juniors durante 10 años.
v Está en pareja con Patricia y tiene tres hijos, dos con su primera mujer y uno con la segunda.
v Asegura que no se arrepiente de nada en la vida. “He sido leal, buen padre, buen hijo y no creo que haya nadie que pueda decir que le fallé”, señala.
v Afirma que apenas descansa cinco horas diarias, excepto los sábados que duerme la siesta.


12/04/2009 Crítica - Nota - El País - Pag. 16