DOS MODELOS PARA UNA CIUDAD

23/06/2009
Prat Gay y Heller pugnan no sólo por el segundo lugar en la carrera de diputados porteños. En la campaña, los economistas ponen en juego dos ideas. La de un candidato con experiencia al frente de una entidad cooperativa, y la de otro con una carrera en el banco estadounidense JP Morgan.Algunas veces deberíamos pensar cómo se ven los porteños a sí mis¬mos para entender -o intentarlo- cómo proyectan sus simpatías -y antipatías- a los candidatos. La ciudad con más presu¬puesto por habitante tiene, a no dudar, los desequilibrios sociales tan marcados como muchas provincias consideradas pobres. La prestación educativa y sanita¬ria en el sur porteño es completamente deficitaria, mientras que en los barrios del norte es más aceptable o hasta ópti¬ma. La reciente concreción, por parte del Gobierno nacional, de un préstamo para encarar el tratamiento de desechos cloa¬cales y el control de los residuos indus¬triales en el Riachuelo es una buena noti¬cia pero, a la vez, es la muestra de cómo, literalmente, nunca nadie se ocupó de que el olor de las heces urbanas dejaran de ser el aroma de algunas barriadas pobres del sur. Es curioso: el macrismo, que va primero en las encuestas, no se ocupó de opinar del tema. No está en la agenda PRO el Riachuelo y, posiblemen¬te, sus comunicadores les sugieran no meterse en el tema: sencillamente porque van a terminar avalando que el país no está aislado, que los organismos multila¬terales de crédito no dejan de asistir a un país que tiene políticas heterodoxas y que no comulgan con el FMI.
La Coalición Cívica marcha segunda en las encuestas y Elisa Carrió recibió el impacto del estancamiento de su candida¬to para encabezar las listas. Alfonso Prat Gay da muestras de ser del establishment, pero le falta el componente escandaloso y peleador con que Carrió se adueñó de una parte de la ciudadanía. Carrió ya ha dicho que hasta contempla la posibilidad de, como va tercera en la lista, no entrar a la Cámara de Diputados. ¿Estrategia para seducir a votantes que mudan o sincera¬miento?, es dificil saberlo. Lo cierto es que, con una dispersión muy grande de candidatos de signo progresista, la figura de Carlos Heller, como cabeza del kirch nerismo, resultó una sorpresa interesante para los porteños.
Heller y Prat Gay, dos economistas, los dos dedicados al sector financiero. Con una pequeña diferencia. Uno está al fren¬te de un banco de origen cooperativo, el Credicoop, que sobrevivió malamente a la Ley de Entidades Financieras -que toda¬vía rige en la Argentina- de la última dic¬tadura militar. El otro, Prat Gay, hizo una carrera brillante en el JP Morgan, uno de los bancos que dio la letra a medida para esa ley, hecha en tiempos de Martínez de Hoz.

HELLERY EL ESTADO. Muchos lo conocie¬ron por sus años acompañando a Antonio Alegre en Boca Juniors, otros porque tie¬nen cuenta en el Credicoop, pero una buena porción de los porteños lo sigue por su participación como columnista, durante muchos años, en "Marca de Radio", el programa de Eduardo Aliverti, los sábados por la mañana. Carlos Heller, además de didáctico, fue -en los años de neoliberalismo- una especie de titán con¬tra el discurso único de que Estado, redis¬tribución de ingresos y las Pyme se habían caído junto a las estatuas de la vieja Unión Soviética. Es curioso que la mayoría de los programas donde lo entrevistan, antes que conocer sus propuestas para la ciu¬dad, "lo aprovechan" para que se refiera a la situación económica. Y sus análisis, sin duda, resultan filosos, pero tiene, además, una capacidad notable para sintetizar cosas complejas.
«Está claro que acá no pasa lo mismo que en Europa y en los Estados Unidos -dijo en una reciente entrevista de "Clarín" digital-, por la magnitud de la crisis. Y que a la Argentina, que no está blindada, le está yendo menos mal que a otros países:' "El INDEC es a la economía, lo que un termómetro es a la fiebre de una persona. Entonces, un médico necesita un buen termómetro, pero los termómetros no generan fiebre. Los precios no aumentan por culpa del INDEC. En todo caso hay que tener un instituto de medición con¬fiable. Y por las razones que sean, la con¬fiabilidad del INDEC está cuestionada. Si yo fuera el Gobierno buscaría que la uni¬versidad y otras instituciones participaran para garantizar la transparencia de la información": Al rato, agregó algo impres¬cindible: "Los precios suben porque los formadores de precios los aumentan, no porque el INDEC mide mal". Un tema que a los grandes grupos económicos -entre los cuales hay algunos dedicados al negocio de los medios- se les escapa siem¬pre en sus análisis.
Luego, cuando repasó el conflicto con los sectores agropecuarios, se preguntó: "¿El Estado tiene o no derecho a interve¬nir en el nivel de ganancia de las empre¬sas? Eso es lo que se estaba discutiendo, de fondo, en la llamada crisis del campo': "Distribuir supone mecanismos de apropiación por parte del Estado para trasladar de un sector al otro. No hay manera de distribuir si no es así" Para referirse al "cuco" de la gran pren¬ sa sobre la transferencia de la administra¬ción de los fondos previsionales dijo: "Las AFJP invirtieron en muchas empresas y a esas empresas no les molestó para nada. Hoy, esas inversiones pasaron a ser del Estado nacional, que no las buscó, sino que las recibió como parte del paquete de activos transferidos. Entonces, a mí me parece que si alguien tiene el 30% de los activos de una empresa quiera tener par¬ticipación en la dirección. Si no, estamos pidiendo volver al Estado bobo que pone la plata pero no se mete': Cuando los editores de "Clarín" le pusieron el ejemplo del "ataque del ex presidente Néstor Kirchner al Grupo Techint . le preguntaron: ¿usted está de acuerdo con una mayor participación del Estado...? ; y Heller interrumpió con cor¬tesía y dijo -como suele hacerlo desde hace años con Aliverti, desde las épocas en que una respuesta así era un deseo-, entre futurista y melancólico para los neolibe¬rales: "Sí". Simplemente, sí.

ALGO PASÓ EN LA ARGENTINA. Como en el montaje de una película, para saber cómo editar las próximas escenas, con¬viene dar vuelta la manivela para atrás y entender las previas. Pese al bombardeo mediático, el sociólogo Carlos Fara, que hace investigaciones que van más allá de las preferencias de candidatos, acaba de terminar un estudio imprescindible. Hay dos datos concluyentes para entender los cambios políticos y -subrayado- cultura¬les. Seis de cada diez argentinos está a favor de la intervención del Estado en la economía. Y siete de cada diez con la estatización de los servicios públicos pri¬vatizados en los noventa. En el medio hubo años de cambio de rumbo y expe¬riencias exitosas (las tres más fuertes AySA, Aerolíneas y las AFJP). Esa batalla -ideológica- está reforzada por los com¬portamientos de los gobiernos de los paí¬ses centrales que, por requerimiento de la crisis, echan mano a fórmulas keynesia¬nas. Heller es, en la ciudad de Buenos Aires, el equivalente de Néstor Kirchner en la provincia. Para quienes se rasgan las vestiduras hablando de la pejotización, del «ordeno y mando" desde Olivos o de la pérdida de aliados no partidarios, sería conveniente retroceder, de nuevo, la manivela.
Hay una alianza social, un espacio polí¬tico, una tradición de entendimiento y, sobre todo, una serie de desafíos pendien¬tes que llevan a los dirigentes serios y comprometidos a ver algo más lejos de los temores que siempre quiere sembrar el establishment,

UN MUCHACHO DE LA JP MORGAN. Se defi¬ne ortodoxo, pero su habilidád fue la de hacer negocios para inversionistas priva¬dos con bonos, títulos públicos y acciones desde ese banco estadounidense. La ven¬taja es que el JP Morgan les da a sus direc¬tivos una porción importante de las ganancias por cada operación exitosa. Eso le permitió estar en la selecta nómina de los candidatos que declaran dos dígitos de millones en propiedades.
Prat Gay, con un aspecto sobrio y edu¬cado, está sembrando un mensaje desti¬nado a favorecer a los grandes grupos. En su página web, abundan las declaraciones para minar la confianza: "La fuga de capitales que empezó con la crisis del campo es sintomática del clima de desconfianza en la economía:' "La gente que sufre sabe que estamos en recesión y el Gobierno no hace nada." "En Villa Lugano se siente la recesión que Kirchner no quiere ver." "No hay que darle más bolilla a Kirchner cuando habla respecto de Techint, la gente cuando se nos acerca nos pide otras cosas:' Bueno, algunos deberán recordar que Prat Gay estaba en el Banco Central y que Kirchner lo removió a partir de las duras críticas del joven economista del JP Morgan a la renegociación de la deuda con el FMI y con los bonistas privados. Claro, pasó mucho tiempo de eso y la memoria no siempre es justa. Sin embar¬go, las reservas del Banco Central, gracias a las políticas no ortodoxas de estos años, están en más de 40.000 millones de dólares.

(Revista 7 Días)