EL DÓLAR por Carlos Heller

16/10/2012

El tema dólar, junto con el de la inflación, son los caballitos de batalla del discurso económico de la oposición neoliberal y ortodoxa. El tema se aborda mediáticamente por los medios de comunicación hegemónicos con la figura del “cepo”. Figura que se presenta como la antítesis de la libertad.

Como si fuera un impedimento, por ejemplo, a la posibilidad de salir del país. Nada más lejos de la realidad que esos mismos medios reflejan en sus propias páginas cuando señalan que el turismo argentino en el exterior rompe sus propios récords. Evidentemente el tema es un poco más complejo.

Visto macroeconómicamente el tema del dólar se vincula a las reservas. En los últimos cinco años la fuga de divisas, ya sea porque se fueron del país o porque se fueron debajo del colchón, acumuló 81 mil millones de dólares y tan solo en el último año representó el 4,2 por ciento del Producto Bruto Interno. La fuga de capitales, le significó al Banco Central ver afectada su capacidad de acumulación de reservas en los últimos años, a punto tal, que las últimas restricciones al atesoramiento en la divisa norteamericana, no está sumando dólares en forma significativa a las arcas del Tesoro. Como señaló la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, esto no es ni más ni menos que “riqueza y excedente económico que se sustrae del proceso de acumulación y distribución”. Así se entiende la política del gobierno respecto de las medidas cambiarias dispuestas para desdolarizar la economía y el ahorro.

Pero además, las reservas, que para la ortodoxia solo deben servir para financiar la fuga de capitales o para dejarlas estáticas en colocaciones a tasas de interés prácticamente nulas, se pueden utilizar ahora para financiar inversiones en infraestructura. Dicho de otro modo, el Banco Central, o para ser exactos el país, logra así ampliar los márgenes de autonomía. Lograda también por la política de desendeudamiento que significó sepultar los consejos y presiones de los organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Está claro que hablar de “cepo” cuando de lo que se trata es de defender la moneda nacional solo tiene connotaciones mediáticas. Como señaló Marcó del Pont, son medidas “casi de sentido común para un gobierno que aspira avanzar y consolidar el proceso de acumulación interna y de distribución del ingreso”.