“El voto romántico es funcional a la derecha”

13/06/2009
El primer candidato a diputado nacional por el Encuentro Popular para la Victoria habla de las posibilidades electorales de su fuerza y de la disputa del voto progresista.Dirigente cooperativista, presidente del Banco Credicoop y referente del progresismo en la Ciudad, Carlos Heller afronta su primera elección por un cargo legislativo. Desde una posición independiente pero muy identificada con los trazos gruesos del rumbo de gobierno de los Kirchner, encabeza la lista oficialista junto con la viceministra de Trabajo Noemí Rial y el dirigente cegetista Julio Piumato. Entre otros proyectos que pretende llevar al Congreso, hace hincapié en la necesaria modificación de la Ley de Entidades Financieras, heredada de la dictadura.

La mayoría de las encuestas lo dan hoy en disputa por el tercer puesto. ¿Qué análisis hace del escenario y cómo cree que se encuentra parado?
Existe una situación de paridad con Pino Solanas, en alrededor de los 12 o 13 puntos, pero con la confianza de consolidar esa posición y avanzar más. Estamos haciendo los méritos para eso, dando los debates que hay que dar y aportando las ideas que nos parecen más pertinentes y que nos representan.
Con Solanas, además, disputa el mismo perfil de votante.
Nosotros no disputamos con nadie en particular; más bien, apelamos a la ciudadanía y le pedimos su voto, en función de determinadas propuestas y objetivos. Lo que sí decimos es que ésta no es una elección legislativa más. Y esto lo dice tanto el oficialismo como la oposición. Acá se discute el rumbo del país. El oficialismo aspira a tener apoyo para continuar con su modelo, iniciado el 25 de Mayo de 2003, y la oposición dice, sin vueltas, que quiere quitarle la capacidad de seguir avanzando. Unos hablan de transición civilizada hasta 2011; otros hablan de cosas más contundentes. Después, hay un voto que se puede llamar romántico, principista, idealista, que es muy valorable; pero que puede terminar, sin quererlo o sin sentirlo así, siendo funcional a los objetivos de la derecha. Acá, si pierde el gobierno no gana Solanas. Si pierde el Gobierno, ganan Macri o De Narváez. Debilitar la posibilidad de consolidar el rumbo del proyecto en curso, objetivamente, es funcional a los planes de la derecha.
¿Qué significa, en este contexto, un buen resultado para usted y su espacio?
Ésta es una elección legislativa y estamos seguros de que vamos a obtener dos diputados, con posibilidades de llegar a tres. Ése sería un gran éxito y supone pensar en un 18 por ciento de votos, que hoy es un escenario todavía lejano, pero posible. Y, con las encuestas de hoy, supondría estar compitiendo por el segundo lugar.
En varias ocasiones, usted definió al kirchnerismo como un proceso en disputa, en tensión. ¿Hacia dónde cree que se va de aquí en más?
La consigna que hemos puesto en la calle estos días dice: “Por todo lo que se hizo bien y por todo lo que falta”. Nosotros aspiramos a un país que consolide un modelo de inclusión social, de revalorización de lo público, de recuperación del Estado. Un modelo donde se siga generando empleo y donde ese empleo sea de mayor calidad. Y eso requiere de leyes y políticas concretas. No hay ningún dirigente político que no hable de combatir la pobreza, pero hay muy pocos que hablan de distribuir la riqueza. En realidad, no hay manera de combatir la pobreza, sin distribuir la riqueza. Y para distribuir la riqueza hay que tener políticas públicas. De lo contrario, se apunta a la teoría del derrame. Esto tiene que quedar claro: política de distribución de la riqueza significa intervención del Estado para generar mecanismos de apropiación de recursos excedentes o extraordinarios de determinados sectores y trasladarlos a otros. Además, que sea un gobierno en disputa está claro: hemos visto a gente que formaba parte del Gobierno y hoy es opositora, lo cual marca que esto no es ningún invento mío.
Algunos hablan de ajuste y devaluación para después de las elecciones. O que, muy a su pesar, al Gobierno no le va a quedar otra que volver al FMI.
Sobre lo del ajuste y la devaluación, no hay ninguna razón sustentable o seria que así lo indique, más que la necesidad de algunos de meterle miedos a la gente. Sobre lo otro, tengo la absoluta convicción de que este Gobierno, como lo repite una y otra vez, aspira a que el Fondo Monetario sea modificado en su estructura de toma de decisiones y en las condiciones que pone para el otorgamiento de créditos. A este Fondo, que sigue teniendo las mismas condicionalidades, descarto que se vaya a volver. Si el Fondo mañana fuera un organismo plural, democrático, abierto, que presta para determinados proyectos y no pone condiciones, la discusión puede ser otra. Pero primero tiene que cambiar el Fondo Monetario.
Una crítica habitual, desde el progresismo, es la supuesta distancia entre lo dicho y lo hecho por el Gobierno. ¿Cómo sitúa usted esa relación?
Respecto de esto, yo hablo del medio vaso lleno y del medio vaso vacío. Eso supone reconocer que se han hecho cosas y también que faltan otras. Lo que pasa es que acá hay algunos que, apoyándose en lo que falta, apuntan a liquidar lo que se hizo y entonces hablan de la parte por llenar pero con la intención de tirar por la borda la parte que está llena. Hay que estar atentos, porque eso es lo que no hay que permitir. Faltan cosas, hay otras que se han hecho de manera imperfecta y otras que se tendrán que profundizar, pero esencialmente lo que nosotros defendemos es un rumbo. Y nos sentimos respetados en esa posición por el Gobierno y por Néstor Kirchner. Saben de nuestra independencia y nuestra capacidad de disentir. Y la respetan.
¿Se hace más difícil defender las políticas del gobierno nacional en un electorado como el porteño?
No. Es evidente que sería más fácil si uno actuara de una manera pragmática u oportunista. Pero yo creo que el rol de quien actúa en política es tratar de convencer a los ciudadanos de las ideas que uno tiene y no tratar de decir lo que los ciudadanos quieren escuchar. Por lo tanto, no hay electorados fáciles o difíciles, sino que hay momentos en que los distintos grados de comprensión se acercan o distancian por diversas razones. Yo estoy muy tranquilo y conforme de haber podido estar en esta campaña y haber tenido muchísima interlocución con los ciudadanos.
¿Por qué considera que Gabriela Michetti y el macrismo encabezan hasta aquí las encuestas en la Ciudad, sin demasiados sobresaltos?
Mauricio Macri, cuando ganó la elección, sacó en la primera vuelta el 45 por ciento de los votos, y difícilmente vuelva a repetir esos números. Por otra parte, hay una porción del electorado que tiene determinadas expectativas, que no parecen fáciles de modificar. Acabamos de ver, por ejemplo, una elección europea donde los partidos de derecha y de extrema derecha han crecido. Frente a una crisis del sistema, de la globalización, del capitalismo, en vez de visualizar a los verdaderos responsables de la crisis, aparecen ideas xenófobas y racistas en los casos más extremos, o se consolidan posiciones que van en contra de lo que debería ser la defensa de sus intereses de las mayorías. Eso también forma parte de la disputa política. Por ejemplo, acá, entre nosotros, hay una idea instalada de que Macri tiene una gestión eficiente, y uno podría hablar un día entero mostrando las ineficiencias, los incumplimientos, las cosas que se prometieron y no se cumplieron. Pero, hasta ahora, ese potencial de votantes que las encuestas dicen que va a obtener Michetti significa que la ciudadanía todavía le mantiene abierto el crédito.
El Gobierno adelantó que tiene pensado modificar la Ley de Radiodifusión y ya tiene proyecto elaborado. Usted ha dicho que se propone trabajar en la modificación de otra ley-decreto de la última dictadura que todavía sigue en pie: la Ley de Entidades Financieras.
Sí, es un proyecto en el que estoy trabajando desde hace rato. Se lo comenté a la Presidenta en la última reunión que tuve con ella, y me alentó para presentarlo. Quiero que se entienda: estoy planteando cambiarle hasta el nombre, para llamarla Ley del Crédito Productivo y de Acceso Universal a los Servicios Bancarios. Este proyecto pretende cambiar el sujeto mismo de la ley para que los usuarios pasen a ser el eje del sistema y no las entidades. Es un cambio cualitativo notable para pensar en un sistema financiero diferente. Pero también estamos trabajando en una ley marco para la pequeña y mediana empresa y en una ley de empleo joven. Es decir, tenemos un paquete interesante de propuestas para debatir.


Ibarra, de aliado a rival

Junto a Miguel Bonasso formaron el espacio Diálogo por Buenos Aires, y con ese sello se sumaron al armado del Frente para la Victoria en las elecciones de 2007. El conflicto del Gobierno con el “campo” los fue distanciando y la distinta caracterización de la gestión de Cristina Kirchner los dejó en veredas opuestas. Hoy, Carlos Heller y Aníbal Ibarra compiten por la misma candidatura legislativa y no se escatiman críticas. “Yo estoy en el mismo espacio que en el 2007, quien se movió de esa posición fue Ibarra”, repite Heller cuando se le pregunta por su ex aliado; y menciona la estatización de Aerolíneas o de los fondos de pensión como razones de peso para reafirmar su adhesión al oficialismo. “Ibarra entiende que la táctica correcta para ganar votos es tomar distancia y eso me parece una actitud incorrecta, porque lo que uno tiene que hacer es defender las ideas y no decir lo que los electores quieren escuchar”, concluye.

(Revista Debate)