Energías renovadas y compromiso intacto

21/11/2021
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Tiempo Argentino | Opinión

Por Carlos Heller

Tras las elecciones legislativas se abre un necesario espacio de análisis en torno no sólo a los resultados. También en lo que respecta a todo lo que hay que encarar durante los próximos dos años de gestión del gobierno del Frente de Todos, y a cuestiones mucho más de fondo que tienen que ver con el respeto de las instituciones de la democracia.

En su intervención en el acto por el Día de la Militancia, Alberto Fernández recuperó una nota periodística del 10 de noviembre y dijo: “Hasta hubo un presunto periodista, de uno de esos grandes diarios argentinos, que se animó a decir que esta semana iba a haber una asamblea legislativa para instituir un nuevo Presidente. El Presidente que está acá es el que eligió el pueblo argentino, en el 2019”.

La idea de que luego de las elecciones se desarrollaría un proceso de transición saltea el hecho de que el gobierno actual fue electo por la mayoría de la ciudadanía argentina para gobernar durante cuatro años, no por dos.

Las transiciones ocurren cuando una fuerza de gobierno que está gestionando pierde las elecciones en las que se eligen las autoridades del Poder Ejecutivo y se debe esperar un tiempo breve hasta que asuma la nueva gestión. Por lo tanto, en la actual coyuntura, la legitimidad del mandato del Ejecutivo está intacta.

Los datos duros indican, en primer lugar, que comparando con las PASO, se incrementó la participación de la ciudadanía en los comicios y se achicó considerablemente (en algunos casos se revirtió o casi desapareció) la brecha entre los candidatos electos de la coalición oficialista y las distintas fórmulas de la oposición.

Los referentes de Juntos por el Cambio igual salieron a decir que el gobierno debe “cambiar el rumbo”, sin ahondar demasiado en el hecho de que el oficialismo retuvo la primera minoría en la Cámara de Diputados de la Nación. Un resultado que echó por tierra las intenciones de esa coalición, bien sintetizadas en la frase post PASO de María Eugenia Vidal: “ahora la oportunidad es frenar el quórum en ambas cámaras y tener la presidencia de la Cámara de Diputados. Eso hace la diferencia”.

La verdadera diferencia se logra a través de la implementación de las políticas públicas que la Argentina necesita para sortear los efectos de las dos pandemias. El Parlamento debe seguir debatiendo y legislando sobre los temas importantes.

En un claro intento de demostración de fuerzas, y evidenciando lo que podría haber pasado de haber sido otros los resultados, el principal interbloque opositor se levantó de la reunión de la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo y algunos de sus referentes hablaron de “atropello” y “gravedad institucional”. Ocurrió este jueves. Finalmente se emitió dictamen a favor de un total de 116 Decretos de Necesidad y Urgencia del Poder Ejecutivo desde el 2019. Entre ellos están las medidas de restricción de circulación, la prórroga de la prohibición de despidos, la creación del Ministerio de las Mujeres, y la jerarquización del Ministerio de Salud. Desde la oposición se dijo que se estaba tratando algo sin que ellos estuvieran de acuerdo. Pero en el Parlamento cada legislador/a ejerce su voto y allí la democracia está expresada en la construcción de mayorías, no por la imposición de las ideas de las minorías.

Por su parte, en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires el oficialismo obtuvo dos bancas que le permiten recuperar el poder de decisión en el Senado provincial. De esta forma, el gobierno provincial ganó autonomía con relación a la que tenía durante los dos últimos años de gestión, lo que seguramente le facilitará la gobernabilidad del distrito con mayor densidad poblacional del país.

De atrás hacia adelante

Luego de las PASO, en este espacio afirmé que los resultados habían distado de ser los esperados y que ello no debía llevar a alejarse del objetivo de fondo: que la gente esté mejor. Que había que sostener la coalición y tratar de fortalecerla –algo que se pudo lograr—. Que quedaban dos meses por delante y que había que salir rápidamente a profundizar lo que se hizo bien, a modificar aquello que se hizo de manera insuficiente, y a convencer de que los problemas no se resuelven con políticas neoliberales.

Continuaba señalando que quienes se adjudican la representación de la oposición lo único que querían era un gobierno sin capacidad de gestión para volver a hacer todo lo que su dogma, su ideología y sus intereses los impulsan a hacer en el caso de que volvieran a ser gobierno.

Se comprendió que había un grado de insatisfacción de una parte de la ciudadanía –de hecho aún la hay—, pero eso no debía llevar a un cambio de rumbo. Lo que se reclamaba era una mayor profundización de las políticas y que éstas lleguen más a la gente.

Estamos en un contexto en el que, a nivel global, los distintos oficialismos perdieron apoyo a raíz de las consecuencias de la pandemia; ello también se expresó en un preocupante resurgir de la extrema derecha. Por todo eso, y dado que Argentina no es la excepción, no hay que dejar de valorar que en dos meses se consiguió mejorar los resultados. Lo que pasó el domingo pasado no deja de ser un espaldarazo para seguir en la senda de las políticas destinadas a resolver los problemas que trajeron las dos pandemias.

El gobierno del Frente de Todos entiende que lo principal es la gestión y la responsabilidad de gobernar en el marco de los preceptos establecidos en la campaña de 2019.

El anuncio del envío al Congreso de la Nación del Programa Económico Plurianual para el desarrollo sustentable, realizado por el Presidente el mismo domingo de las elecciones, da cuenta de ello. Un proyecto que tiene una perspectiva de más largo plazo, que fue consensuado por los distintos líderes de la coalición de gobierno y que permitirá debatir, entre otras cuestiones relevantes, los pasos a seguir con relación a la deuda con el FMI.

Hay un fuerte contraste entre el tratamiento previsto actualmente y lo ocurrido en mayo de 2018 al momento de tomar ese crédito, excepcionalmente alto y con plazos de repago imposibles de afrontar. Una deuda que, volviendo a la cuestión de la mentada institucionalidad, fue aprobada “entre gallos y medianoche”, sin siquiera someterla al tratamiento parlamentario como plantea la manda constitucional.

El masivo acto por el Día de la Militancia celebrado el pasado miércoles en la Plaza de Mayo también refleja la convicción del gobierno de seguir adelante con la recuperación pospandemia y la necesidad de impulsar acuerdos con distintos sectores clave para plasmar todo aquello que no se pudo hacer en todo este tiempo. “Hoy es un día oportuno para que demos inicio a esta segunda etapa de nuestro gobierno y empecemos con toda nuestra fuerza a levantar lo que haya que levantar en Argentina”, señaló Alberto Fernández.

El Presidente agregó: “Nos quedan muchas batallas por dar: terminar con el problema de la deuda, definitivamente enfrentar a los formadores de precios, que todos los días aumentan los precios en perjuicio de nuestra gente. De una vez por todas controlarlos y decirles: «Basta», no podemos vivir en un país, donde algunos ganen tanto y millones caigan en la pobreza. Necesitamos de una vez por todas que ese crecimiento que tanto añoramos llegue a todo el pueblo”.

Nota publicada en Tiempo Argentino el 21/11/2021