Es la herencia (macrista)

18/08/2019
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Página/12 | Opinión

Por Carlos Heller

En su pedido de disculpas del miércoles 14, el presidente Mauricio Macri cambió el tono respecto al mensaje del lunes, pero no su orientación. Dijo que “estaba muy afectado por los resultados, casi sin dormir y triste por las consecuencias que tuvo en la economía”: nuevamente asignó al resultado de las elecciones la excesiva volatilidad de los mercados del día lunes. Al día siguiente, al informar sobre la quita del IVA a productos de primera necesidad hasta fin de año, justificó la medida “a partir de la situación que se generó este lunes”. El Presidente continúa negando cualquier responsabilidad de su gestión.

En verdad, gran parte de los ajustes en los precios de las variables financieras devienen de la propia gestión macrista, y en especial de intentar utilizar el valor del dólar como variable electoral, a la vez que como ancla de la inflación. Si tomamos los valores del dólar de septiembre de 2018 y le aplicamos la inflación, hoy daría un dólar de 55 pesos, cercano a los 57 pesos a los que cerró el viernes en el Banco Nación. Más aún, el tipo de cambio real multilateral, que había llegado a un índice de 142 a fines de septiembre de 2018 (valor de 100 el 17 de diciembre de 2015), en el promedio de esta semana se ubicó en los 138, un nivel similar de competencia. Por supuesto, es sólo la medición de una variable: la evolución del tipo de cambio se debe analizar con otro gran grupo de medidas que traten de evitar efectos negativos, en especial en el poder de compra de la ciudadanía y en la actividad económica.

Podemos decir, entonces, que el gobierno trató de utilizar a los mercados para reforzar sus posibilidades electorales, así como para echarle la culpa de la devaluación al Frente de Todos.

Para comprender la volatilidad del lunes 12, hay que comenzar con la infrecuente suba del viernes 9. El índice S&P Merval subió algo más de un 8 por ciento, y varias acciones que cotizan en Nueva York superaron ese valor. Entre los analistas, en referencia a los efectos de la encuesta que otorgaba a Macri una leve mayoría en las PASO por sobre Fernández, se escucharon frases como “los convenció de reforzar posiciones que eran muy cautas”, o “todo derivó de las apuestas de último momento de algunos fondos del exterior” o “se notó una corriente de compras oportunistas” (La Nación, 10 de agosto de 2019). Una clara maniobra electoral, para intentar demostrar que “los mercados” confiaban en las chances de Macri.

El lunes 12, la reacción adversa (el S&P Merval bajó un 38 por ciento, el riesgo país subió a los 1460 puntos, el dólar subió 10 pesos) reflejó una actitud más inusual todavía, una variación que fue caratulada como más que excesiva. De hecho, luego en la semana se morigeró en parte.

¿Las medidas del gobierno para evitar esta debacle? Nada nuevo: aumento de la tasa de política monetaria en 12 puntos hasta el 75 por ciento anual (que derriba aún más el poco crédito existente), venta de dólar futuro (cuyas operaciones de semanas anteriores terminarán siendo muy costosas para el Banco Central luego de la devaluación) y el inicio de las ventas de dólares por parte del Banco Central (vendió 503 millones de dólares en la semana para intentar contener al dólar).

Cabe aclarar que la volatilidad de esta semana beneficia al gobierno en varios aspectos: lleva el dólar a un valor más conveniente a su proyecto: se despreocupa del proceso inflacionario que seguía impactando en la sociedad (ahora asignarán la reanimación de los aumentos de precios a la volatilidad de esta semana), y mejora las cuentas del BCRA. Es este último aspecto, con los valores del viernes, el BCRA ganó por la valorización de las reservas internacionales unos 730.000 millones de pesos, muy superior a los intereses pagados por Leliq en lo que va del año, que llegaron a los 385.000 millones de pesos.

Es el mismo Macri de siempre y el mismo plan económico. Las medidas tomadas el 14 y el 15 de agosto no cambian en absoluto el modelo, ni tampoco la estrategia electoral, ya que podemos hablar de un plan Anabólicos II, incluso con un efecto muy corto. Tales medidas vuelven a ratificar la negación a reconocer los problemas en la economía y en la sociedad que el macrismo gestó a lo largo de estos tres años y medio de su administración.

Nota publicada en Página/12 el 18/08/2019