Inflación: por encima de todo, la puja

18/10/2021
Control de precios

Ámbito Financiero | Opinión

Por Carlos Heller

En un contexto en el que se empieza a sentir la recuperación de la economía y del consumo hay que evitar que la mayor demanda se exprese en ganancias injustificadas por vía de la remarcación de los precios.

El dato de inflación de septiembre (3,5%), que resultó superior al de agosto (2,5%), se vio motorizado por sectores como prendas y calzado (6%), mientras que bebidas alcohólicas y tabaco también creció por encima del promedio (5,9%). En el caso de los servicios, los gastos de salud crecieron 4,3% y restaurantes y hoteles 4,1%, un sector que estuvo muy afectado durante la pandemia.

Por su parte, alimentos y bebidas no alcohólicas (2,9%) casi duplicó el valor de agosto (1,5%). No obstante, las carnes aumentaron muy poco (algunos cortes vacunos bajaron) y se notó un incremento en leches, frutas y verduras. Los alimentos es el rubro de mayor ponderación en el índice (entre el 23,4% y el 35,6 del total, según la región) y define la canasta básica.

El nuevo secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, hizo alusión a que hay que ganar por volúmenes, no por precio, algo con lo que estoy de acuerdo. Implica apostar por el crecimiento de la economía, y que se vendan más cantidades a un precio no tan alto. Se trata de un esquema virtuoso y sostenible que permitiría crear más empleo, más ingresos, y ampliar el mercado interno donde colocar la producción.

Para tratar de proteger el poder adquisitivo del salario, el Ministerio de Desarrollo Productivo propuso un acuerdo con las principales empresas de consumo masivo y las cadenas de supermercados para avanzar en el congelamiento por 90 días de más de 1.200 productos, a valores de principios de octubre. No obstante, Feletti expresó que si el acuerdo no llega “vamos a tener que aplicar las leyes”. El congelamiento de por sí no soluciona los grandes problemas de fondo, que provienen de la puja distributiva, pero en el corto plazo resulta necesario. Un tiempo que además debiera servir para analizar detenidamente lo que ocurre con los precios en las cadenas de valor.

Los mensajeros del ajuste señalan, entre sus principales argumentos, que la carrera entre los salarios y los precios es lo que genera el aumento de la inflación y que por ende habría que dejar de crear presiones por el lado de las remuneraciones. Es la visión inversa a la realidad: basta observar el desarrollo de esta “carrera” para concluir que se trata de un razonamiento que no resiste ningún análisis.

La otra cuestión que se intenta instalar es que la brecha cambiaria o las regulaciones son las culpables del aumento de los precios. Detrás está la falsa idea de que el verdadero precio del dólar es el ilegal, algo que quedó refutado en 2015, cuando se decía (la idea de Alfonso Prat Gay antes de ser ministro de Economía) que los precios ya “descontaban” un dólar de 15 pesos, aunque luego de la devaluación de diciembre de ese año no hicieron otra cosa que subir fuertemente. Si hay regulaciones es porque los precios suben sin razón, no al revés.

Hoy estamos en presencia de una brecha cambiaria que está muy estimulada por el interés de los fondos especulativos que llegaron a la Argentina con el anterior gobierno y que poseen tenencias de títulos en pesos, que tratan de transformar en dólares al vencimiento y presionan sobre las cotizaciones alternativas. Son los que quedaron atrapados en pesos por el “reperfilamiento” realizado durante el gobierno de Mauricio Macri. Es decir, que no hay fundamento económico por fuera de lo especulativo que indique que haya que llevar el dólar oficial a esos niveles, más aún cuando el tipo de cambio está en valores competitivos, como lo indica el elevado valor de exportaciones que la Argentina está logrando este año.

Una política cambiaria que contribuye a tranquilizar la economía permite afianzar la confianza y con ello se desalentarán muchas prácticas especulativas, que en gran medida le dan cuerpo a la puja distributiva.

Si se avanza, como se espera, con éxito en las negociaciones en el frente de la deuda, el país estará mucho más holgado en materia de disponibilidad de divisas y se evitarán presiones artificiales sobre el dólar y los precios.

Nota publicada en Ámbito Financiero el 18/10/2021