La crisis en Europa no aflojará en 2012

18/01/2012

Artículo publicado por: Carlos Heller

El 2012 recién comienza, sin embargo ya se vislumbra complicado en términos de crecimiento para las economías avanzadas y los países centrales. Gran parte del problema está enmarcado por las políticas que se han aplicado generando una enorme incertidumbre financiera que agravó la crisis.

Si bien la eurozona es el foco del problema desde hace bastante tiempo, Estados Unidos e Inglaterra no están al margen. Según algunas estimaciones, durante el 2012 algunos países tendrán prácticamente crecimiento nulo y hasta algunos crecimiento negativo.

La oficina de estadísticas europeas, sin ir más lejos, dice que la eurozona en su conjunto crecerá 0.5%, un número demasiado optimista a mi parecer debido a que reconocer que las recetas neoliberales no llevan a buen puerto los puede complicar aún más. Es que la economía obedece a factores objetivos pero también hay factores subjetivos que influyen muchísimo.

En las particularidades país por país, la cosa se pone un poco peor. En España el flamante Ministro de Economía –y ex representante de Lehmann Brothers en España y Portugal- debutó anunciando recesión; Grecia cerró el 2011 con un 5.5 de PBI negativo; Inglaterra (que no es eurozona) creció sólo el 0.7%. Pero no sólo en Europa se siente la crisis, Estados Unidos cerró el 2011 con un crecimiento del 1.6%, exactamente la mitad que en 2010.

Como me referí al principio de esta nota, esta situación no es más que una consecuencia de las políticas aplicadas, recetadas todas por del el Consenso de Washington. Una pregunta interesante para realizarnos es qué piensan los gobernantes cuando hacen los ajustes, sabiendo que no llevan a ninguna parte.

En este punto creo correcto hablar de una dictadura financiera. Se trata de un fuerte dominio del capital financiero que es el que empuja a rajatabla para la implementación de este tipo de medidas. Un ejemplo claro es el hecho de que tanto en Italia como en Grecia se hayan reemplazado gobernantes por tecnócratas que vienen curiosamente del mundo de los grandes grupos financieros.