La política de desalojo del gobierno porteño

06/05/2009

Desde nuestro espacio, hemos denunciado ya en varias oportunidades que la política de vivienda del macrismo se basa en el desalojo, encabezado por su jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, quién deslizó frases irónicas y perversas como “Despacito, en silencio, se van haciendo desalojos.”El trasfondo de este sarcasmo verbal se está cumpliendo con creces en la ciudad que se suma a la falta de presupuesto para la construcción de viviendas sociales, la crisis económica que arroja a los más pobres entre los pobres a la calle, el paco que mata a los chicos de los asentamientos.
Es inadmisible que en la ciudad haya dos mil personas durmiendo en la calle, el doble que en el 2007, según fuente Página 12. A esto le sumamos a las veinte mil personas a punto de perder sus viviendas.
Está claro que el macrismo no tiene políticas orientadas a reducir este número, sino todo lo contrario: más represión a la hora de desalojar y menos viviendas. A principios de este año le jefe de gobierno, Mauricio Macri, vetó la Ley de Emergencia Habitacional que había sido aprobada por la gestión de su oposición. Insólito veto basado en deshacer lo bueno hecho por gestiones anteriores.
Contrario a lo que debe ser: “El Estado debe garantizar el derecho a la vivienda y no puede ser el principal desalojador”, el “estado macrista” no tiene un plan concreto de contención de familias, a las que, en muchos casos, luego de desalojarlas les quitó el subsidio que apenas si le alcanzaba para alquilar una pieza en un hotel familiar.
Los chicos de la calle tampoco se salvan; crece el número de chicos que viven en la calle, mayormente adictos al paco u otras drogas, sin contención en escuelas públicas que de a poco está siendo destruida, y así crece la marginación.
Para combatir este flagelo, en lugar de políticas sociales se ha dispuesto un verdadero grupo de tareas, como en épocas de la dictadura atroz, que la llaman Unidad de control de espacios públicos, encargada de los brutales desalojos, a los más débiles: indigentes que viven en plazas, familias enteras que están bajo las autopistas o a los costados de las vías. Ellos a nadie les interesa, todo lo contrario, se los hace no visibles.


Nota de opinión
Pablo Spinella
Comisión DDHH Partido Solidario