Las patas de la mentira

29/08/2021
La oposición de Juntos por el Cambio juega a la confusiòn y el desorden de los datos. Como no puede tener un discurso sustentable, intenta poner en crisis todos los otros discursos.
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Página/12 | Opinión

Por Carlos Heller

Juntos por el Cambio no sólo miente: además, lo hace de un modo absolutamente desproporcionado. Por eso, sus mentiras son imposibles de sostener en cualquier intercambio argumentado. Pero ellos juegan a otro juego: el de la confusión y el desorden de los datos. Mientras se demuestra que sus números no son serios ponen en duda todos los números restantes. La consigna parece ser la siguiente: si no se puede tener un discurso sustentable entonces se debe intentar poner en crisis todos los otros discursos.

Por ejemplo, la precandidata de Juntos por el Cambio a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, afirmó: “Alberto Fernández lleva, en este año y medio, un endeudamiento de 30 mil millones de dólares. Se está endeudando más rápido por año que Mauricio Macri”. Con ese discurso, intentan convertir el irresponsable endeudamiento al que ellos sometieron a la Argentina en una política normal de los gobiernos. Pero los datos son contundentes: ese relato es una mentira por donde se lo mire.

Para intentar sostener esta falsedad, como muchas otras, utilizan una serie de procedimientos en el marco de la inmensa protección mediática con la que cuentan. El primero de ellos: igualan procesos totalmente diferentes. Señalan implícitamente, por ejemplo, que lo que el Tesoro le debe al Banco Central es igual de riesgoso para el país que lo que se le debe al Fondo Monetario Internacional. Por supuesto, no hay ningún punto de comparación: a diferencia del FMI, el Banco Central no le impone ninguna condicionalidad al gobierno nacional. No le dice, por ejemplo: “para que les renovemos el crédito, tienen que hacer la reforma laboral”. ¿Alguien se imagina al Banco Central declarándole el default a la Argentina porque ésta no le devuelva los anticipos que aquel le concedió? En el mismo sentido, pretenden igualar deuda en dólares con deuda en pesos. Tampoco es lo mismo: si el país debe en moneda local, tiene capacidad, en el peor de los escenarios y si no tiene mejores opciones, de emitir pesos. Por el contrario, cuando vencen créditos en dólares, hay que pagarlos en dólares.

El segundo procedimiento consiste en alterar groseramente los números. Por ejemplo, dicen que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se endeudó más que el de Mauricio Macri. Sin embargo, la variación de la deuda externa entre el 2007 y el 2015 fue de 2.942 millones de dólares. Es decir, creció 368 millones de dólares por año. En cambio, entre el 2015 y el 2019, esa variación fue de 90.638 millones de dólares. Es decir, 22.660 millones de dólares por año. Además, durante lo que va del gobierno de Alberto Fernández, el stock de deuda externa se redujo en 6.899 millones de dólares. La mentira es de tal magnitud que no tiene patas cortas: ni siquiera tiene patas.

En una nota publicada por Infobae el 5 de octubre de 2017, el periodista Juan Gasalla afirmaba: “Según datos de la agencia Bloomberg, Argentina es el país emergente que más deuda emitió en el mundo en los últimos dos años. Entre el 1 de enero de 2016 y el 18 de septiembre de 2017 los emisores emergentes han colocado bonos por 596.400 millones de dólares. De ese total, Argentina ostenta un monto cercano a los 42.000 millones, lo que representa un 7% del total. Argentina, con un PBI de unos 540.000 millones de dólares, se posiciona como líder de este segmento financiero, por encima de China (2°), cuyas colocaciones de títulos en el exterior no superan los 40.000 millones de dólares”.

En este escenario, en los primeros meses de 2018, el entonces presidente Macri decía compungido: “Durante los dos primeros años hemos contado con un contexto mundial muy favorable, pero eso hoy está cambiando. Las condiciones mundiales están cada día más complejas y por varios factores: están subiendo las tasas de interés y el petróleo, se han devaluado las monedas de los países emergentes. Todas variables que nosotros no manejamos (…) frente a esta nueva situación internacional, y de manera preventiva, he decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero”.

¿Qué estaba sucediendo? Simplemente que ya no le querían prestar más a la Argentina porque estaba primera en el ranking de tomadores de deuda.

Un par de años después, en enero de 2020, en su primera aparición pública luego de dejar la presidencia, Macri comentó las dudas que les planteaba a su propio equipo gubernamental sobre la magnitud del endeudamiento: “Yo siempre les decía a todos, cuidado, que yo conozco los mercados, que un día no te dan más plata y nos vamos a la mierda”.

Durante la semana que pasó, el ministro de Economía, Martín Guzmán, participó de una reunión de la Comisión Bicameral Permanente de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda Exterior de la Nación, donde presentó un amplísimo informe. Allí, entre otras cosas, señaló que “el análisis sobre el endeudamiento que hace el ex presidente Macri carece de seriedad y de dignidad”.

De acuerdo con ese informe, la deuda en moneda extranjera entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019, aumentó de 148.881 millones de dólares a 249.047 millones de dólares, es decir, un incremento de 100.000 millones de dólares. La segunda cuestión a la que se refirió fue al perfil de los vencimientos y su enorme concentración en el periodo 2020-2024. Luego, describió, entre otras cuestiones, los niveles de endeudamiento medidos con relación al PBI: en el año 2004, en el inicio de la gestión de Néstor Kirchner, era de 118,1%; en el 2011 desciende a 38,9% y en el 2015 se sitúa en el 52%. Entre el 2015 y el 2019 se eleva al 89% del PBI.

En respuesta a la afirmación de María Eugenia Vidal sobre la deuda contraída por la actual administración, el ministro sostuvo: “nuestro gobierno lo que ha hecho fue financiar déficits fiscales —en el contexto de la pandemia—, en nuestra propia moneda y vía asistencia del Banco Central”. Y agregó: “Cuando se dice que financiar el déficit fiscal es malo lo que se está pidiendo es un ajuste del gasto público”. “Es importante distinguir lo que es un endeudamiento récord en moneda que no emitimos a endeudarse en moneda local para financiar políticas públicas que protegen a nuestra gente. Si se critica esto hay que decir cuál es la alternativa y hacerse cargo de eso”, añadió.

Mientras la oposición de Juntos por el Cambio entorpece el debate, el Frente de Todos intenta instalar la agenda de discusión que nos lleve hacia la vida que queremos.

Nota publicada en Página/12 el 29/08/2021