"Tormenta", "tormentón", ¿y después?

06/08/2018

Ámbito Financiero | Opinión

Por Carlos Heller

Lagarde

Aunque cada vez le resulta menos eficaz, Christine Lagarde suele comenzar sus discursos con algún giro que intenta cautivar a su audiencia. Hace algunos meses la directora gerente del FMI había dicho: "Cuando está soleado es el momento de hacerle arreglos al techo". Por cierto no es un recurso novedoso, ni la única funcionaria que lo utiliza

El Gobierno argentino también suele recurrir a la metáfora climática, pero tratando de justificar los malos resultados de sus políticas. El martes pasado el presidente Macri llevó la tormenta a la categoría de "tormentón". Lejos de asombrar, preocupa.

En nombre de una supuesta estabilización de las variables y de la recuperación de la confianza de los mercados, el Gobierno está implementando un fuerte ajuste. Pero la génesis de la actual crisis tiene que ver con la profunda desregulación económica y de los flujos externos que ha llevado adelante desde que asumió.

Con sus decisiones ha expuesto al país a los acontecimientos externos, ha golpeado al mercado interno y al poder adquisitivo de la población. El horizonte de la actividad económica no luce para nada despejado, ni siquiera para el próximo año electoral.

En cuanto a la idea de querer luchar contra la inflación, se contradice con la depreciación del tipo de cambio y con los constantes aumentos de las tarifas de los servicios públicos, las naftas, o las prepagas. En última instancia, lo que se observa es un profundo cambio de precios relativos. Una muestra más de que mientras el ajuste avanza hay sectores que se benefician. Es parte del programa de ajuste acelerado que se pactó con el FMI, y que tiene como pilares el ajuste fiscal y la libre flotación. Por eso, no sería ilógico que a fin de año el FMI decida hacer la vista gorda ante el más que probable incumplimiento en materia de inflación.

Otro plano que también preocupa es el estructural, de alto impacto en las generaciones venideras. En estos días varias noticias abonaron esta línea. El incremento de la deuda es una de ellas. Según el Ministerio de Hacienda, entre fines de 2015 y el primer trimestre de este año, el coeficiente respecto del PIB creció del 52,6% al 59,3% (u$s 90,8 mil millones de nueva deuda). Los datos del segundo trimestre serán más inquietantes, ya que contemplarán el efecto de la depreciación (caerá el PIB medido en dólares) y de los préstamos del FMI (los primeros u$s15 mil millones) y de los demás organismos.

Del otro lado del balance, el de los activos, también se auguran fuertes perjuicios. Se acaba de anunciar un recambio en la ANSES, muy probablemente para aceitar la venta de acciones de empresas privadas en poder del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), un pedido del FMI, aunque también de las propias firmas. La intención de éstas sería recomprar los papeles a buen precio y (sobre todo) prescindir de tener al Estado como socio. Si bien se anuncia que el resultado de las ventas se destinará a financiar la "reparación histórica" de los jubilados, se pone en riesgo precisamente la sustentabilidad del régimen previsional. No serán, por lejos, los últimos cambios que intente instalar este Gobierno.

Recuperando la metáfora de Lagarde, el FMI tituló recientemente en su blog: "Francia: reparando el techo mientras el sol brilla". Es un resumen de la revisión del Art. 4º, donde se le recomienda avanzar con las reformas laborales (por caso, simplificar las normas para los despidos colectivos) y del mercado de productos (incluye privatizar empresas públicas). También propone reformar la educación, los sistemas de pensiones y la salud. Con las salvedades y los márgenes del caso, se nota que el recetario es el mismo para todos los países, sean o no desarrollados.

Todo indica que -préstamo con el FMI mediante- en nuestro país el aluvión de reformas estructurales no tardará mucho en llegar.

Es imprescindible recuperar los dolorosos aprendizajes de experiencias previas, como la de los noventa, y rechazar el esquema de ajuste, deuda y privatizaciones. Un modelo que sólo trae "tormentas", "tormentones" y desintegración del tejido social.

Nota publicada en Ámbito Financiero el 06/08/2018