Una Argentina 2021, una oposición 2020

23/01/2021
Eduardo Fernández y Matías Lammens en Córdoba

Por Eduardo Fernández

Comenzando a desandar el año se impone la necesidad de realizar una lectura responsable de los indicadores y variables sociales, económicas y sanitarias que atraviesan la realidad de nuestro país en el contexto global.
El receso de verano trajo consigo un aumento de la actividad turística interna, un alivio para parte de un sector que fue de los más golpeados por el Covid-19, en paralelo a las restricciones a muchos destinos internacionales, producto del rebrote pandémico en gran parte del mundo.
Muchos indicadores comenzaron a mostrar aumento de la actividad industrial, la construcción y el recupero incipiente del empleo que rompe la tendencia decreciente, aún insuficiente por cierto, acompañado por un nuevo aumento del número de contagiados y fallecidos por coronavirus que nos obliga a seguir sosteniendo las medidas de cuidado.
La profunda crisis mundial producida por la pandemia dista mucho aún de haber sido superada, sin embargo, la rápida adquisición por parte del Gobierno argentino de una gran cantidad de vacunas, propone un escenario de esperanza para el año en curso.

Anclados en 2020
En este contexto, la oposición insistió con la misma receta que ejecutó en 2020: crítica desinformante y agresividad anti democrática.
Ante el anuncio de la adquisición de la vacuna Sputnik V abonaron la desconfianza, alarmando y confundiendo a la población a través de su brazo mediático, con información falaz y engañosa en relación a supuestos efectos secundarios de su aplicación.
La administración, la efectividad, el origen de la vacuna, todas y cada una de las medidas ejecutadas por el Gobierno fueron cuestionadas por la oposición sin presentar ni una sola propuesta alternativa. Más aún, haciendo gala de una hipocresía pocas veces vista, en tanto se trata de un espacio político que durante su gestión abandonó a su suerte a la salud pública, degradando el Ministerio de Salud a Secretaría, dejando vencer en depósitos cientos de miles de vacunas.
Algo parecido a lo que ocurre con el eufórico reclamo de apertura de las escuelas en paralelo a la definición política del Gobierno Pro de la Ciudad de Buenos Aires de desfinanciar la educación pública.
Asistimos tristemente a una especie de competencia entre dirigentes de Juntos por el Cambio para ver quién ofrece los argumentos más agresivos para atraer al periodismo, en una desenfrenada carrera de posicionamiento para las próximas elecciones, donde poco y nada parece importarles la suerte de la población.

No dejar de hacer
El Gobierno del Frente de Todos no descansó ni bajó la guardia en la protección de la salud pública.
Argentina ya tiene garantizada la adquisición de poco más de 51 millones de dosis de vacunas que irán siendo administradas, de manera totalmente federal, de acuerdo al orden de prioridad preestablecido.
Mientras tanto, se construyen a gran velocidad hospitales modulares completamente equipados que refuerzan el sistema de salud en 19 puntos turísticos de la Argentina, algunos de los cuales tuve oportunidad de conocer la semana pasada en Santa Rosa de Calamuchita y Santa María de Punilla, junto al Ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens y el Secretario de Obras Públicas, Martín Gill, infraestructura que quedará para las comunidades pasada la temporada.
En el plano legislativo, el Ejecutivo convocó a sesiones extraordinarias, cuya realización la oposición obstaculiza, para abordar temas como el proyecto que apunta a darle sostenibilidad a la deuda externa, una iniciativa que contempla incentivos a la construcción y una prórroga a la ley de biocombustibles.
Además, reglamentó y promulgó importantes normativas como la flamante Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley de Teletrabajo y el acceso a una tarifa social para las telecomunicaciones, reconociendo el derecho a la conectividad de todas y todos los argentinos.
Hoy más que nunca se ponen en evidencia dos formas de ver y ejercer la política.
Una, acción y propuesta, para afrontar el presente y construir otro futuro, convocando permanentemente a la unidad, no sólo desde el discurso, sino con hechos concretos.
La otra, obstaculizar y seguir promoviendo división y violencia, cuya evidencia encontramos en el permanente aliento al boicot que sistemáticamente han venido poniendo en marcha sectores concentrados de la economía, alentando subas de precios de artículos esenciales y promoviendo el lock out. Cuanto peor, mejor, parecieran suscribir en cada movimiento.

Año electoral
Este año el debate político girará en torno a las elecciones 2021 y se pondrán en juego las bancas que podrán servir para apoyar y profundizar un proyecto nacional, popular, latinoamericanista y feminista, donde las y los cordobeses seamos protagonistas, o serán utilizadas para obstaculizar los avances y profundizar los enfrentamientos.
Personalmente pondré todos mis esfuerzos para que, desde Córdoba, lleguen al Congreso compañeras y compañeros que defiendan el trabajo, la producción, el ambiente y los derechos humanos, ejes centrales de nuestro proyecto.