Unidos para avanzar

01/08/2022
CFK AF Massa

Perfil | Opinión

Por Carlos Heller

Transitamos el camino que nos lleva desde la crisis generalizada que nos dejó el macrismo, y que profundizaron la pandemia y la guerra en Ucrania, hacia un horizonte de lenta recuperación. No hay cambios sin resistencias: transformar es dotarse de las fuerzas necesarias para implementar las transformaciones. Para ello, la unidad es imprescindible: porque no solo se trata de sumar más fuerzas, sino también de hacer uso de todas las que ya tenemos. Por eso es necesaria la cohesión interna. La falta de unidad conduce a la dispersión y a la debilidad. No sobra nada: es necesario acumular y desplegar todas las energías políticas de que disponemos.

El ingreso al gabinete nacional de Sergio Massa como ministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, junto al resto de los cambios, es una decisión que va en ese sentido: la búsqueda de más unidad, más homogeneidad y más fortaleza.

No se trata solo de un cambio de nombres: es el intento de fortalecer la coalición gubernamental alrededor del proyecto que el Frente de Todos se comprometió a llevar adelante en las elecciones de 2019 y que viene intentando implementar en un marco de muchas dificultades.

El Gobierno se enfrenta con dos agendas superpuestas a las que deberá continuar dando respuesta. Por un lado, la agenda de la crisis con la inflación y la inestabilidad cambiaria como componentes centrales; por otro lado, la agenda histórica que consiste en la profundización del modelo de crecimiento con distribución e inclusión, la disminución de los indicadores de pobreza, indigencia y desempleo, la mejora de la calidad del empleo y la recuperación de los salarios con respecto a la inflación, entre otros temas. La fórmula no tiene muchos secretos: sin crecer no se puede, pero con solo crecer no alcanza. La torta, lo que hay para repartir, tiene que ser más grande; y esa torta más grande debe ser mejor distribuida.

Los cambios ministeriales recientemente anunciados se produjeron luego de un período de intercambios intensos entre los principales dirigentes de la coalición gubernamental. Para ello se establecieron algunos canales institucionales de diálogo y toma de decisiones que, seguramente, habrá que seguir profundizando. Mientras más señales haya de la cohesión de los distintos sectores que integran el Gobierno, más fuerza habrá para llevar adelante las políticas que nos comprometimos a instrumentar. El nuevo gabinete tiene, entre otras tareas, la de transformar las expectativas negativas en positivas para profundizar el despliegue del modelo de crecimiento con distribución e inclusión.

Necesitamos estar todos juntos. Es imprescindible estar unidos para poder seguir avanzando. Los intereses que tenemos enfrente son muy poderosos. Confrontamos, por ejemplo, con quienes creen que el Estado tiene que ser llevado a su mínima expresión. Nosotros, por el contrario, sostenemos que hay que fortalecerlo para aumentar la eficacia de sus políticas y regulaciones. También impulsamos priorizar definitivamente un proyecto de producción con distribución, mientras ellos continúan creyendo en un modelo basado en liberar las fuerzas del mercado y en la especulación financiera. Siempre se trata de dos modelos, uno que promueve los derechos de las mayorías y otro que defiende los intereses de las minorías. Por supuesto: estos últimos son sectores que no están dispuestos a acompañar ninguna de las medidas centrales de la actual gestión. Es lógico: creen en otro proyecto de país.

Por eso es necesario darles a las políticas acordadas dentro de la coalición de gobierno la más amplia apoyatura. No hace falta que nos pongamos de acuerdo en todo. Tenemos que acostumbrarnos a los matices. Es lo que señala Cristina Fernández de Kirchner: “Ni yo voy a renunciar a mis ideas ni le voy a pedir a nadie que renuncie a las de ellos, pero tenemos que encontrar un punto de coincidencia común”.

Estamos ante una nueva oportunidad: los cambios en el gabinete no aspiran solo a resolver la crisis coyuntural. Buscan dar un nuevo impulso al proyecto gubernamental que ganó las elecciones en 2019. Se trata de relanzar y consolidar un modelo de país para las mayorías en oposición al proyecto de minorías que expresa el neoliberalismo en la Argentina y en la región.

Nota publicada en Perfil el 31/07/2022