De pie y con futuro

16/11/2021

En los días previos a la elección, la oposición política, económica y mediática insistía con que los malos resultados electorales que alcanzaría el oficialismo confirmarían el principio del fin de la experiencia del Frente de Todos. Íbamos hacia una crisis sin precedentes. Todo iba a volar por los aires.

Incluso el expresidente Macri anticipaba el inicio de una transición entre el actual gobierno y otro de signo opositor que se impondría dentro de dos años.

El gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner, según ese relato, había perdido toda capacidad de gestión y de iniciativa.

Por supuesto: esa crónica de una muerte anunciada no se produjo. No hubo ningún apocalipsis. El triunfo electoral de Juntos por el Cambio, en un contexto de mejora del Frente de Todos en varios distritos y sobre todo en la provincia de Buenos Aires, no trajo consigo ninguna cancelación de la experiencia gubernamental. Nada terminó: el juego continúa y los resultados dependerán del desempeño futuro de los jugadores en el complejo tablero de la pospandemia.

Las condiciones son similares a las que había antes de las elecciones.

En la Cámara de Diputados la falta de quórum y de número para sancionar leyes estaba antes de esta elección y continuará después de ella. Además, según los datos provisorios, la integración de esta cámara mantendrá su composición actual. Siempre tuvimos que acordar y negociar y es lo que vamos a seguir haciendo.

En la Cámara de Senadores se perdió la mayoría propia, pero se conservó la primera minoría. Lo que cambia es que habrá que acordar con los bloques provinciales. Varios de ellos ya venían acompañando los proyectos del oficialismo.

En la provincia de Buenos Aires el Frente de Todos sumó dos senadores distritales que le permiten obtener el poder de decisión en el Senado local. Por eso, el gobierno de Axel Kicillof ha ganado autonomía con relación a la gestión que tuvo en estos dos años y va a tener la posibilidad de aprobar leyes que hasta aquí no había podido sancionar.

Durante la misma noche del domingo se pudo ya ver al gobierno retomando la iniciativa. Primero, a través de un mensaje institucional del Presidente fijando los ejes de la acción gubernamental futura; segundo, mediante la presencia del primer mandatario en el comando de campaña, junto a los principales referentes del Frente de Todos –con la sola ausencia de la vicepresidenta por razones de salud– poniendo en escena nuevamente la unidad plena del espacio.

Alberto Fernández, en ese mensaje institucional, anunció el envío al Parlamento Nacional, en la primera semana de diciembre, de un plan plurianual que contendrá los ejes principales del acuerdo que la Argentina está negociando con el FMI. El primer mandatario afirmó que el proyecto “contemplará los mejores entendimientos que nuestro Gobierno haya alcanzado con el staff del FMI sin renunciar a los principios de crecimiento económico e inclusión social”. Y agregó que “es una decisión política que cuenta con el pleno aval del Frente de Todos”. Lejos del ajuste, se trata de un plan que aspira a liberar recursos para ser volcados a un programa de desarrollo nacional con la gente adentro.

Tenemos por delante dos años muy intensos, donde la actual conducción política e institucional deberá poner todos sus esfuerzos para que la Argentina siga recuperándose y, a través de esa recuperación, se generen las condiciones para darle continuidad a este proyecto más allá del 2023.

Hay razones para ser optimistas. Por ejemplo, el crecimiento del PBI argentino es muy alto, incluso comparado con los países desarrollados. En 2021, la Argentina habrá recuperado la casi totalidad de lo que perdió en el 2020 como producto de la pandemia.

Lo sabemos: sin crecer no se puede, pero con sólo crecer no alcanza. La torta tiene que ser más grande, pero esa torta más grande debe estar mejor distribuida. Hacen falta las dos cosas.

Nos queda mucho por hacer. En la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos aumentó su caudal electoral con relación a las PASO en casi 600 mil votos. El domingo sufragó alrededor del 71% del electorado. Es un porcentaje bajo comparado con los niveles de participación histórica. Hay una porción de ciudadanos y ciudadanas que siguen enojados y que, por eso, no concurrieron a las urnas. Es necesario reconquistarlos y para ello hay que tener un mensaje claro y acciones que la población perciba que la favorecen.

No hay que cambiar el rumbo. No hay que ir para otro lado. Es por donde vamos. Seguramente se puede transitar mejor el camino. Pero es en esta dirección.

Hay una gran tarea por delante. Estamos de pie, con todas las energías y dispuestos a seguir mejorando. Tenemos presente y tenemos futuro.

Personalmente, agradezco las muestras de apoyo y de afecto con las que me acompañaron durante la campaña que concluyó con la elección de Leandro Santoro y con las reelecciones de Gisela Marziotta y mía como diputados nacionales por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, además de los legisladores porteños electos. Por supuesto: la banca, lejos de ser una posesión individual, es un instrumento al servicio de las mayorías.

Ese acompañamiento y ese afecto que me brindaron aumentan mi compromiso. Voy a seguir trabajando con toda la dedicación y con todas las fuerzas con las que cuente.

También agradezco y les envío un fraternal y especial abrazo a todos los candidatos y candidatas, fiscales, militantes y simpatizantes de nuestro partido que han hecho un enorme esfuerzo durante la campaña. Mi reconocimiento a todos y a todas.

El domingo dimos un gran paso.

Vienen muchos más.