En coincidencia con una celebración de carácter familiar, el Día del Padre, en estos días celebramos dos fechas patrias de enorme trascendencia: el Día de la Bandera, que evoca la notable y creciente vigencia de Manuel Belgrano, sus ideas y su generoso accionar político, cultural y militar. Y el homenaje a Martín Miguel de Güemes, aquel salteño que, de acuerdo con la visión estratégica de José de San Martín, fue capaz de crear el ejército guerrillero “Los Infernales” y con ese pueblo en armas logró la hazaña de frenar y derrotar todas las invasiones realistas en el Norte de la Patria. Güemes debió enfrentar a las “clases altas decentes” de su provincia representando los intereses del pueblo llano. Esas ideas guardaban similitudes con el reclamo belgraniano de “tierras baldías” a los pequeños hacendados, y de instituir masivamente la educación pública a los más postergados, incluyendo expresamente a las mujeres, sin lo cual “todo será en vano”.
Es notable la validez de aquella idea histórica y política de valorar la Revolución de Mayo y sus grandes patriotas como el gran momento y símbolo de la ruptura con el colonialismo, y a su vez reconocer todas las grandes ideas y metas inconclusas que se propusieron los revolucionarios de Mayo y Julio.
Hoy nuevamente nos enfrentamos a poderes mundiales y locales que resisten con los instrumentos de la modernidad la implantación de políticas progresistas y transformadoras en un sentido económico, social y cultural a favor de los trabajadores, las clases medias y del conjunto de la ciudadanía.
Ingresamos en un nuevo momento electoral que será decisivo para el sostenimiento y continuidad del gobierno democrático que encabezan Alberto y Cristina. Necesitamos volver a derrotar la enorme amalgama de poder de la derecha como en el 2019, afirmando el rumbo de progreso, de redistribución de riquezas a favor de decenas de millones de argentinas y argentinos postergadas y postergados, a la vez que vamos superando la tragedia de la pandemia sanitaria con su secuela de muertes, contagios y rupturas del tejido económico, del trabajo y la producción.
El Partido Solidario llega a esta instancia crucial con su fuerza unida, consciente del reto político del momento, movilizada y planeando todas las acciones para realizar el máximo aporte posible en el marco de la gran unidad del Frente de Todos. Claro que asumiendo las limitaciones propias de la pandemia. En la gran mayoría del país en que está presente nuestro partido se están realizando reuniones y plenarios de la militancia para fijar las líneas específicas de nuestro trabajo, tanto en barrios y territorios como en nuestros frentes de Derechos Humanos, PyMEs, Profesionales, Cultura, Género y Diversidad, Jóvenes, Jubilados, Estudiantes, etc. Como siempre, nuestra visión es la de sumar a la unidad, valorando nuestras ideas e identidad política como Partido Solidario y con la firme vocación del crecimiento de nuestra propia fuerza. En este sentido tenemos que actuar con audacia y determinación por aquello de sembrar ideas generosamente y también cosechar, con el fin de contribuir al triunfo popular derrotando a una derecha cada vez más agresiva y carente de ideas y propuestas a la sociedad.