Pasada hace pocos días una elección que nos invita a entusiasmarnos con lo que viene, no debemos detenernos un segundo y tenemos que seguir construyendo las bases de la Provincia de Buenos Aires que queremos.
Esta alquimia que se logró en la campaña general en muchos distritos y que se prolonga por estos días, nos deja sensaciones positivas que nos permiten subjetivizar la frialdad del resultado para mirar con optimismo la puesta en marcha de un proceso donde se ha recuperado la épica, se ha vuelto a las calles y se ha elegido como estrategia el cuerpo a cuerpo que tanto caracteriza a los movimientos populares.
La pandemia sin dudas jugó un papel fundamental en el resultado de las PASO, pero principalmente a través de la obligada ausencia de nuestros militantes de los espacios que hemos ocupado históricamente. Una campaña atípica y apática la de las primarias en nuestra provincia de Buenos Aires —la más populosa por mucho de la República Argentina— donde nuestras bases no pudieron desarrollar su enorme potencial militante ni desplegarse territorialmente a lo largo y ancho de sus distritos.
En sentido contrario, para las generales, gracias al avance de un gran plan de vacunación en marcha desplegado por el gobierno provincial, a una evidente mejora de la situación epidemiológica y a un marcado retorno a la normalidad, nos hemos permitido un Sí enorme a volver a la militancia territorial, al encuentro con el pueblo, a ocupar el espacio público, a encontrarnos en abrazos y afectos, a volver a manifestarnos masivamente y sentir la alegría que nos distingue cuando militamos en favor del pueblo.
Esa vuelta a las bases y al territorio no debe parar. Movilizar y ocupar presencialmente todos los espacios debe ser el antídoto correcto contra un andamiaje comunicacional que por saturación nos invade, intoxica y claramente nos juega mayoritariamente en contra.
Ese Sí contundente que contagió e hizo crecer nuestro espacio hasta equiparar fuerzas debe ser una guía para lo que viene, para la Provincia y el País en positivo que necesitamos los bonaerenses y los argentinos.
Nuestra fuerza política tendrá parte fundamental en esa misión y tendremos que fortalecer ese rol como interlocutores de importantes sectores de la producción, la industria, el comercio, la educación, los servicios y sobre todo de las organizaciones de la economía social en el camino de seguir ampliando la base de sustentación de nuestro proyecto nacional, popular, colectivo y solidario.
La tarea será prontamente afrontar los desafíos internos y externos que impactan en la economía y en la vida de argentinos y bonaerenses sin abandonar desde cada una de nuestras responsabilidades la atención militante casi artesanal del territorio del cual somos responsables cada uno de nosotros. Profundizar con ingenio los caminos del definitivo encuentro con nuestros vecinos y no desaprovechar la oportunidad de volver a abrazarnos a la militancia territorial que reverdece luego de la obligada paralización impuesta por la pandemia. Al fuego de ese calor redescubierto por miles de los nuestros, e impulsados por la alegría de la vuelta a las calles, deberemos seguir aportando en pos de una construcción frentista que nos permita sobrellevar con posibilidades de éxito la batalla ya desatada por el 2023. Deberemos ser mejores para poder sortear tamaño desafío.
Capitalizar esa inercia positiva que nos deja el escenario post electoral y sostener la búsqueda de ese abrazo profundo con los sectores populares será esencial en los próximos meses. Sin dudas mejorar la base de sustentación política potenciará las posibilidades de un futuro promisorio para nuestro proyecto nacional y popular en la Provincia de Buenos Aires y en nuestro querido país.
