Estamos ante un nuevo estado de shock. Esto sucede cuando algún acontecimiento, natural o inducido, trastoca todo el orden de las cosas. En el orden humano, lo natural es más bien “lo naturalizado”. El neoliberalismo o capitalismo mundial integrado es, ante todo, la etapa del sistema que alguien llamó “capitalismo del desastre”. O sea, utiliza la doctrina del shock para inducir cambios en las sociedades que, antes del shock, nunca hubieran aceptado.
La política, como la entendemos desde el PSol Capilla del Monte, es también la posibilidad de salir de lo naturalizado, de hacer un agujero en el lleno, de mostrar lo sustraído en el Todo, de crear, en fin, nuevos modos de hacer-pensar-sentir. Lo contrario, la gestión-de-lo-que-hay, es la antipolítica. Y vive de la impotencia de cambiar las cosas.
Hay en principio dos recursos de los que amarrarse para evitar la desorientación general producida por el shock, por el flujo incesante de información y el quiebre de los vínculos comunitarios: la historia y los ideales. La primera como huella, como retención de la experiencia. Los ideales como proyección de perfeccionamiento al que aspira y orienta la praxis creativa, irreverente.
Nuestro trabajo político en el territorio se guía en: el desarrollo comunitario (la comunidad es la base antropológica del nuevo-antiguo modelo frente al individuo como base moderna), la economía colaborativa y el Estado democrático como “gestión de lo común”, garante del equilibrio de fuerzas e intereses y promotor de la integración y el despliegue de las potencias.
Desde el comienzo de la pandemia pusimos todo el esfuerzo en articular los vínculos y confianzas interbarriales para asistir a los más vulnerables. Así colaboramos en la creación de la Red Solidaria, el banco de alimentos, el banco de semillas, el facilitar el acceso a los bolsones agroecológicos, el programa Pescado para Todes, los programas de financiamiento y asistencia del Estado, el acompañamiento a las víctimas de violencia de género y el reclamo de justicia por los femicidios que nos sacudieron, entre otros ejes de trabajo.
Como concejal del PSol-Vamos Capilla elaboré-elaboramos una serie de ordenanzas que se enmarcan en un nuevo modelo económico de desarrollo local diversificado frente a la catastrófica caída de la industria del turismo: https://vamoscapilla.org/propuestas/. Prioridad pública en materia social por violencia de género, promoción de la economía popular, Consorcio para el consumo y la producción local, recuperación, resguardo y promoción de la agricultura familiar, entre otros, bajo el paraguas del Plan Argentina contra el Hambre y la Ley de Abastecimiento.
Por estos días, avanzamos en la siguiente etapa: consolidación de emprendimientos asociativos para organizar el consumo y la producción popular, acompañamiento de la lucha por una respuesta institucional a la violencia de género y los femicidios que azotaron a nuestra ciudad, afianzamiento en un marco legislativo de un nuevo modelo inclusivo, diversificado, asociativo y eficaz de Estado que nos permita salir de la gravísima crisis financiera y política que arrastramos en Capilla del Monte.
Como bien saben los idealistas del neoliberalismo, las crisis son oportunidades de inducir cambios que antes hubieran sido inaceptables para la sociedad. También lo sabemos nosotres, y debemos adelantarnos. Lo que hasta hace unas semanas era utópico para la clase política y gran parte de la sociedad hoy es como un respirador en medio de este derrumbe sistémico.
Nos encontramos con lo esencial: precisamos alimentos, abrigo, afecto, intercambio, salud y un ambiente con el que volver a amigarnos. Para dar respuesta a esas necesidades es que nacimos como espacio político en Capilla del Monte. Para eso nos presentamos a elecciones. Para eso nos organizamos con el pueblo. Por eso y para eso seguimos vivxs.