Responsabilidad y cuidado

11/04/2021

La segunda ola llegó hace rato. Como ciudadanos debemos imperiosamente reforzar los cuidados y los protocolos para frenar el aumento de contagios y muertes, y redoblar nuestra acción concientizadora para con la sociedad, más aún si tenemos en cuenta que la oposición política y los medios de comunicación concentrados están jugando un papel siniestro al llamar a la “desobediencia” y a la “resistencia” a las medidas dispuestas por el Gobierno nacional para frenar la curva de contagios. 

Habitamos una ciudad con los peores índices pandémicos, que está gobernada por una fuerza política irresponsable que nunca abandonó el apotegma macrista de que “se muera el que tenga que morir”, que no promovió la inscripción para la vacunación a tiempo, sino que se encargó de difundir dudas sobre las vacunas, que instaló un falso debate entre libertades y salud, y entre ésta última y economía, que tercerizó en el sistema privado la vacunación imponiendo de hecho una desigualdad en el acceso a las dosis, que apuró la presencialidad en las escuelas sin inmunizar primero al personal docente y no docente, que tampoco se encargó de vacunar en tiempo y forma al personal sanitario, que toma a regañadientes las medidas de prevención, incluso objetándolas en un ignominioso documento, y que no ofrece soluciones a la economía porteña ante la necesidad de priorizar la salud y la vida.

La situación pandémica en nuestro país es grave, estamos en los primeros meses del otoño con índices que superan los del pico de la primera ola y lamentablemente no tenemos un gobierno porteño a la altura de las circunstancias, que ya demostró que mantendrá la misma actitud irresponsable que tuvo durante el 2020. Las restricciones son necesarias para cuidar la vida, con lo cual es imprescindible que Horacio Rodríguez Larreta disponga de políticas económicas para los comercios, los bares, restaurantes y demás sectores que volverán a sentir un impacto negativo en sus balances, y de asistencia para los sectores vulnerables y vulnerabilizados.

La ciudad cuenta con el presupuesto más alto del país y vemos nuevamente que el jefe de Gobierno porteño escamotea y no quiere hacer el esfuerzo que sí hicieron (y nuevamente están aplicando) el Gobierno nacional y otras jurisdicciones para atender esta situación. Para colmo, a la caída del salario real producto de las políticas aplicadas durante los cuatro años del gobierno de Macri, al iniciar el 2021 Larreta aplicó un terrible tarifazo que destruye aun más el alicaído bolsillo de la ciudadanía porteña. Todos aumentos por encima de la estimación inflacionaria: Subtes (43% en dos etapas), taxis (44%), multas (82,5%), parquímetros (100% con 86 mil nuevos espacios de estacionamiento pago en casi todas las comunas), VTV (45%), peajes (55%), ABL (una vez por mes según el IPC) y con un nuevo impuesto a las compras con tarjetas de crédito de 1,2%. Hoy, como consecuencia del contexto descripto y por el desinterés manifiesto del gobierno porteño, la pobreza en la ciudad llegó al espantoso porcentaje de 24,9%.

Presupuesto para amortiguar los desequilibrios económicos hay de sobra, solo falta que la administración porteña invierta sus intereses y priorice la salud de los porteños y las porteñas en vez de, por ejemplo, los negocios inmobiliarios, como es el caso de los terrenos de Costa Salguero y Punta Carrasco. donde Larreta pretende construir unas torres premium, de espaldas a la población, desoyendo el interés de la ciudadanía, que ya se pronunció en una audiencia pública con récord de participación para que allí exista un gran parque público, y que rechazó la privatización de tales terrenos, dado que impedirá el acceso al río para siempre a todxs lxs porteñxs.

Quizás muchxs no lo sepan, pero el bloque de Vamos Juntos en la Legislatura porteña (Juntos por el Cambio) ya destinó unos 1.700 millones de pesos del presupuesto para que tal negociado cuente con la infraestructura necesaria. 1.700 millones de pesos que tranquilamente podrían redirigirse a atender la situación de los comercios, empresas, cooperativas y sectores sociales que se verán afectados durante esta segunda ola. Y ni hablar que esos 1.700 millones destinados por la Legislatura para garantizar el negocio inmobiliario surgen en parte de un recorte de 1.900 millones de pesos de la cartera educativa, que tiene como consecuencia el presupuesto educativo más bajo en 10 años.

En cuanto al plan de vacunación, no hace falta describir toda la ineficiencia manifiesta pero sí mencionar el atraso en la inscripción, la tercerización en el sistema privado, la clausura dispuesta al Hospital Español, la demora en incluir al PAMI como centro vacunatorio, el destrato a les adultes mayores ocurrido el 9 de marzo cuando quedaron aglomerados y desprotegidos en larguísimas filas para poder aplicarse la dosis. Todo ello configura sin dudas un desastre de gestión producto de un desprecio ideológico por lo público. 

Más allá de nuestras exigencias a un gobierno insensible que pareciera descansar en que la protección mediática que detenta lo deje al margen de sus responsabilidades ante un posible colapso sanitario tanto del sistema privado como del público, es necesario que nosotrxs como ciudadanxs tengamos una actitud de responsabilidad y de cuidados para poder sortear esta segunda ola en un contexto donde las voces del sistema sanitario alertaron recientemente que no van a dar abasto si no baja la curva de contagios. Sin solidaridad, no hay futuro.