Por Eduardo Fernández
Entre el martes y el miércoles pasado se dio media sanción en la Cámara de Diputados al Aporte Solidario y Extraordinario. Entre otros objetivos, un 20 por ciento de lo recaudado irá a asistencia a PyMEs. La definición de este Gobierno es la recuperación a partir de la generación de puestos de trabajo, del crecimiento del mercado interno y de una agenda productiva que perfila el rumbo sobre el que va a transitar Argentina en los próximos años.
En esta línea, el Presupuesto que se ratificó durante la semana da cuenta de un aumento del mil por ciento en las partidas del Ministerio de Desarrollo Productivo respecto de 2019, donde se destaca el aumento del 23 por ciento de los gastos de capital para 2021. También hay que resaltar que venimos de un 2020 donde se destinó un 3,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) a la asistencia productiva a través de ATP, créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos, reducción de contribuciones, entre otras muchas medidas.
Además, mientras la industria sigue presentando signos favorables de repunte, es importante mencionar la puesta en marcha del Plan de Reactivación e Inclusión Financiera anunciado hace algunos días, que contará con un financiamiento de 57.500 millones de pesos destinado a cooperativas, y a micro, pequeñas y medianas empresas.
La decisión del Frente de Todos es movilizar recursos, hacer circular la rueda y evitar que eso se destine a la bicicleta financiera, la especulación y la fuga, que reinaron durante la gestión de Mauricio Macri y que aumentaron de manera desmedida la desigualdad. Por eso este Aporte Solidario viene a recomponer una parte del desastre causado por el último Gobierno, para empezar a mirar hacia adelante apostando a la recuperación de una Patria productiva con inclusión y con una mirada integral.
El mito de la épica populista
Durante la maratónica sesión que comenzó el martes, el bloque de Juntos por el Cambio, a través de un discurso basado en la anti política y la meritocracia, intentó defender su posición de no acompañar el Aporte Solidario acusando al Frente de Todos de llevar adelante una especie de épica populista o cruzada contra los que más tienen.
En un evidente desprecio a la voluntad de las grandes mayorías, el macrismo decidió hacer causa común con las alrededor de diez mil personas que abonarían este aporte, que como hemos expresado, tendrá como fin morigerar los efectos de la pandemia e iniciar el proceso de recuperación productiva.
Este proyecto tuvo gran aceptación en la ciudadanía, que no sólo se expresó en encuestas y estudios de opinión realizados en los últimos meses. El Gobierno también escuchó a decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas que firmaron petitorios para que se trate el proyecto; a los órganos legislativos locales que expresaron su adhesión al mismo; y a intendentes, empresarios y personalidades que se manifestaron públicamente a favor del Aporte Solidario, entre otros. Todo en línea con la movilización de distintos sectores que a diario reclaman que a la crisis no la paguen los sectores más perjudicados.
Mientras el discurso violento de la oposición va creciendo, las manifestaciones como la del 17 de octubre o la del 17 de noviembre apuntalan el rumbo de este Gobierno, que responde con diálogo y apertura política, dando lugar a reclamos como el tratamiento del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que próximamente debatiremos en el Congreso, o a los urgentes pedidos en materia ambiental.
El año legislativo termina con la discusión de importantes proyectos. Nuevamente quedaron expuestas las posiciones del macrismo, que lejos del diálogo que muchas veces sólo plantean como un slogan, busca por todos los medios continuar en un país para pocos.
