Pronto a cumplirse los primeros seis meses desde que asumí como diputado nacional, siento la responsabilidad de rendir cuenta a mis compañeras, compañeros y sobre todo a la ciudadanía que represento, acerca de mi trabajo parlamentario. Mucho antes del 10 de diciembre sabíamos el país que nos dejaba Cambiemos, por eso nos preparamos para estar a la altura de la historia, entendiendo que el proyecto político del que somos parte iba a requerir de una intensa actividad en el Congreso de la Nación para establecer reglas de juego más equitativas y de apertura a un protagonismo de las provincias.
Con esa visión, armamos un equipo de asesoras y asesores, de articulación territorial, técnica legislativa y profesionales en la comunicación, que perfilan nuestra praxis política, atendiendo varios frentes de acción. Mi rol como presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios, y la realidad de que no haya otro representante de organizaciones gremiales empresariales en la Cámara de Diputados, me otorgó naturalmente el mote de “diputado pyme”, situación que asumí con absoluta responsabilidad debido a la complicadísima situación de un sector en el que cerraron más de 25 mil empresas durante la gestión del macrismo. Durante estos primeros seis meses generamos una rutina semanal de reuniones con representantes de diferentes cámaras empresariales, federaciones y profesionales, vinculados sobre todo a la producción y al trabajo, en la búsqueda de canalizar propuestas que enriquezcan el trabajo legislativo y ofrecernos de nexo entre sus organizaciones y los distintos ministerios y secretarías nacionales.